El rey de la discordia

Los últimos acontecimientos registrados en España han revelado que el rey Felipe VI no es un personaje tan neutral y facilitador como parecía. El gobierno socialista de Pedro Sánchez vetó su presencia en un acto judicial en Barcelona por considerar que su asistencia al mismo no era procedente en los tiempos que corren en Cataluña; más que problemáticos, por el auge independentista y sus cien derivadas.

Pues bien, el monarca tuvo a bien transmitir al ámbito judicial, al supremo hacedor, su malestar por no poder apadrinar el evento, conservador donde los haya. Error de novatos el del rey y reflejo de su rancia ideología, por lo que recibió las críticas, más que merecidas, del ala izquierdista del gobierno que lo acusó de maniobrar contra el Ejecutivo socialista. Con razón. A resulta de sus quejas, varios medios han descubierto las preferencias derechistas de Felipe VI. Nada nuevo bajo el sol. La saga de los Borbones sólo ha aportado a España desazón, clasismo, desigualdades, atraso y encontronazos sociales. La suya, en la actualidad y en retrospectiva, es una de las familias monárquicas más aciagas de Europa, que no es poco. Por lo que más que bienvenido cualquier tropiezo que contribuya a su disolución institucional. Cuanto antes, mejor.

 

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