No basta con exhumar los restos de Franco


El Gobierno de Pedro Sánchez se decantó finalmente por exhumar los restos de Francisco Franco para que sus familiares se hagan cargo de los mismos. Y es una decisión oportuna, aunque tardía. Porque no procede que un dictador de su calaña esté presidiendo desde su tumba de Estado un panteón como el Valle de los Caídos, levantado a golpe de maza por presos republicanos para glorificar la victoria de su verdugo en la Guerra Civil.
Sin embargo, la polémica atizada a raíz de la iniciativa del Gobierno socialista, tiene mucho más calado. Con independencia de dónde descanse el sátrapa, resulta que España es de los pocos países que se resiste a asumir su memoria histórica, lo que significa que al día de hoy más de cien mil republicanos represaliados yacen en fosas comunes esparcidas por toda España, que la reparación del daño causado a las víctimas continúa en el alero, que no ha existido condena parlamentaria del golpe franquista de 1936 contra un gobierno republicano legalmente constituido y que se sigue reivindicando por igual la responsabilidad de ambos bandos en la contienda fratricida.
En definitiva, un largo etcétera de agravios que convierten a la memoria histórica en una de las grandes asignaturas pendientes de la democracia española y que una vez más balconea una transición que se vendió a los cuatro vientos como modélica y que en realidad no lo fue.
Naciones Unidas y organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado una y otra vez la anomalía; pero el derechista Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español que se han turnado en el poder, mantuvieron durante décadas un pacto tácito para no remover el pasado en aras de una reconciliación ficticia, porque todavía no hay verdad ni justicia en lo que respecta a las consecuencias de la Guerra Civil provocada por el golpe de Estado militar que derivó después en la dictadura franquista y sus mil acogotamientos.
Argentina, Chile, o Alemania, por citar tres ejemplos, ajustaron cuentas con su biografía nazi-fascista; España, no.
Por todo ello, la exhumación de los restos de Franco es necesaria; pero a todas luces insuficiente.

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