La irritante derecha de siempre...
El Partido Popular (PP) representa a una de las derechas más
cavernícolas de Europa. Y lo refrenda una y otra vez con el comportamiento de
muchos de sus líderes que estilan maneras propias de la dictadura franquista. Muy autoritarias.
Es la derecha de siempre, la que aglutina en su cúpula a la nobleza, a los militares, a los sacristanes, a los arribistas, a los profesionales de postín y a los funcionarios ilustres que vienen heredando prebendas desde tiempos inmemoriales, a lomos de sus apellidos. Junto a ellos, se alinea el paisanaje más zafio de este país de países, porque hay pocas iniciativas tan reprobables como la de sumarse desde abajo a la causa del señorito.
Los del PP son los mismos que reivindican a ultranza la
unidad de España con devoción mariana y melancolía imperial , los que han convertido la bandera rojigualda en una enseña excluyente y repudiada
por un amplio sector de la ciudadanía; son también los que rechazan
cualquier responsabilidad en el golpe de Estado promovido en 1936 contra la República
constituida legalmente; es más, son los que de muchos modos reivindican esa
asonada fascista y por tanto ningunean cualquier saldo que no les favorezca,
entre ellos el recuento y localización de los miles de represaliados
republicanos que siguen yaciendo en fosas comunes sin ubicación cierta, y cuyos
familiares luchan inútilmente por recuperar la dignidad perdida.
Es la derecha de siempre, la que aglutina en su cúpula a la nobleza, a los militares, a los sacristanes, a los arribistas, a los profesionales de postín y a los funcionarios ilustres que vienen heredando prebendas desde tiempos inmemoriales, a lomos de sus apellidos. Junto a ellos, se alinea el paisanaje más zafio de este país de países, porque hay pocas iniciativas tan reprobables como la de sumarse desde abajo a la causa del señorito.
Es la misma derecha que justifica la privatización parcial
de la educación y la sanidad pública, la que endurece el código penal para
sofocar el griterío de la calle, la que impulsa amnistías fiscales para los
grandes defraudadores mientras se muestra implacable con el delincuente de poca
monta, la que mantiene a raya el salario mínimo, la que pregona sin escrúpulos que todo el mundo tiene derecho a
enriquecerse y publicita la igualdad de oportunidades, sabiendo de
antemano que las habas están contadas y que los cronómetros amanecen trucados.
Por todo ello produce grima. A cada rato.
En Cataluña, una de las regiones más politizadas de España,
el PP ha sido arrumbado a la última posición electoral. Un dato ilustrativo,
porque refuerza la hipótesis de que la derecha española se alimenta en buena
parte del analfabetismo funcional.
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