Sobre el feminismo avasallador


Interesante reflexión la del abogado Adolfo Alonso sobre los estropicios de ese feminismo desbocado y aprensivo que encumbra a la mujer por el simple hecho de serlo. El texto lleva por título: "Caso Juana: el feminismo ideológico de mi partido contra el Estado de derecho". Y su lectura es más que aleccionadora.

Apenas rumiaba este artículo, cuando me topé en Infolibre con una pieza que tampoco tiene desperdicio, aunque por motivos muy distintos.

La autora, que se llama Beatriz Rodríguez y que firma como escritora, denuncia el comportamiento machista de la crítica literaria española. Su argumento: que el porcentaje de narradoras seleccionadas por el suplemento de El País para las lecturas del verano, es muy inferior al de narradores. Por supuesto, parte del principio de que la calidad literaria se reparte a partes iguales en función del sexo, por lo que no se entiende tamaño desnivel cuando en el terreno de la narrativa hispana el número de mujeres es similar al de los hombres. Y a partir de ahí, construye su particular pataleta. Y la publica en lugar destacado. Delirante.

Lo que me parece también preocupante es que sean escasísimas las voces y las plumas que se atrevan a cuestionar este feminismo arrollador, ramplón, que se inventa terminajos como “micromachismo” (no tardará en aparecer el “nanomachismo”) y que está sobredimensionado en los medios y en las mal llamadas redes sociales que se han convertido en adoradores de lo políticamente correcto y que constituyen su principal sustento.

Comentarios

TitoCarlos ha dicho que…
Hemos recibido una educación religiosa (católica) y machista. Evolucionamos en cultura, sabiduría, raciocinio... y tratamos de quitarnos de encima esos principios que ya sabemos de son de muy mala salud. Pero eso cuesta, y a veces sacamos a la luz alguno de ellos, durante un milisegundo... y aquellas feministas que llevan su acoso con escrupuloso rigor afean mi postura con excesivo ahinco. Sin embargo, aquellas que me conocen tan solo me lo advierten con suavidad y me perdonan. Me perdonan porque saben de la dificultad de sacudirse los estragos de aquella educación.
Hay mujeres feministas, y mujeres que no lo son. Y de las feministas, también hay que hacer un filtraje y procurar no acercarse, y menos discutir, de aquellas de mente corta. Acción que hago con cualquier miembro de gremio, asociación, partido, raza, razón social.... en fin; trato de no poner etiquetas.
En cualquier caso, agradezco a esta feministas amigas, compañeras y de la familia, que traten de corregirme aquellos micromachismos (últimos coletazos del machismo que me quede) con cariño y con paciencia.