El PP de Madrid, corrompido hasta la raíz...

El Partido Popular (PP) de Madrid lleva años ofreciendo síntomas de descomposición galopante. El último de ellos, la detención del expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González por presuntas irregularidades en la gestión de la empresa pública de aguas, Canal de Isabel II, cuando fue presidente de la compañía, entre los años 2003 y 2012.
El dirigente del PP está acusado de haber cobrado comisiones para beneficio propio y de su familia, además de otras tantas tropelías, por lo que el juez Eloy Velasco le imputa, junto a otros once detenidos, los supuestos delitos de prevaricación, organización criminal, malversación, cohecho, blanqueo, fraude, falsificación documental y corrupción en los negocios.
González se suma a la larga lista de detenidos del PP madrileño, dirigido por Esperanza Aguirre, la ex presidenta regional que cada vez cuenta con menos excusas para desentenderse de una trama de corrupción perfectamente orquestada y que actuó impunemente durante sus mandatos. Francisco Granados, el otro hombre fuerte de Aguirre, está en la cárcel a la espera de juicio por presuntas corruptelas.
“La operación señala, en primer lugar, a Esperanza Aguirre. No hay sospechas de que la ahora portavoz popular en el Ayuntamiento de Madrid esté involucrada en ninguna trama de corrupción, ni de que se haya lucrado personalmente de forma irregular, pero tendrá que asumir su responsabilidad política por la detención de su más estrecho colaborador durante tantos años, que además es su amigo personal”, asegura el diario El Mundo.
A nivel nacional, la formación gobernante muestra también numerosos descosidos. Prueba de ello es la citación a declarar en calidad de testigo del presidente Mariano Rajoy para que explique si existió en el PP una caja clandestina durante su etapa de secretario general de este partido y como jefe de varias campañas electorales que, presuntamente, fueron financiadas ilegalmente.
La corrupción en España se ha revelado como un mal endémico que afecta sobre todo a los políticos del derechista PP; pero no sólo. Cuenta además con la activa participación de sectores empresariales obsesionados con el lucro.
Con ser alarmante el grado de degradación, lo que resulta más paradójico es que la formación de derechas apenas ha recibido castigo en las urnas por sus muchos excesos y amaga incluso con repuntar en las encuestas, lo que indica que buena parte de la sociedad española está igualmente corrompida.

Comentarios