La ética periodística que tanto se echa en falta
El Colegio de Periodistas de Cataluña acaba de refrescar su
código deontológico con la mirada puesta en la velocísima evolución de la
información digital y la inmediatez que acarrea tantas ventajas como
inconvenientes. Las bases del periodismo siguen vigentes: rigor, veracidad, contraste, postura
crítica, principios éticos y el
compromiso de contribuir a la consolidación de una sociedad plural y democrática. Más igualada y
justa, añadiría yo.
El Colegio catalán advierte que en la era de internet los
periodistas deben como nunca distinguir información de opinión, cotejar
los datos y evitar la propagación de conjeturas. El nuevo manual también
remarca la obligación de obtener la información a partir de métodos lícitos,
evitando cámaras ocultas y engaños, y prescindiendo de la difusión no consentida
de contenidos privados a través de dispositivos electrónicos, dos recursos que
distinguen al periodismo chatarra que practican sobre todo las emisoras de televisión.
Bienvenido el recordatorio a un país en el que muchos periodistas son profesionales endebles, que se distinguen por su obediencia a los poderes de
turno y que con su actitud sumisa corrompen cualquier código
deontológico.
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