Inmigración: toma y daca

En la esfera pública, el inmigrante debería integrarse en la sociedad que lo acoge y respetar escrupulosamente no sólo la legislación local, sino también los valores, usos y costumbres del país receptor.
De la misma manera que una mujer occidental es obligada a portar pañuelo o hijab cuando visita un país islámico, las mujeres musulmanas deberían abstenerse de pasear con el rostro embozado cuando residen en territorios ajenos.
En el ámbito hogareño, o en los centros comunitarios o religiosos, los inmigrantes pueden seguir rindiendo culto a sus orígenes si así lo desean. Pero en todas las culturas es el anfitrión el que dicta las normas cuando tiene invitados. Y creo que es una magnífica regla.

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