Jueces abusivos
La separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial)
debe ser una constante en cualquier sistema democrático. Pero esta
independencia no significa que el poder judicial, el único que no es elegido por
los ciudadanos, se erija en supremo hacedor.
En Argentina y otros países de nuestro entorno los magistrados están excediendo con mucho los límites de su competencia para atribuirse la facultad de decidir qué
políticos deben sentarse en el banquillo de los acusados sin más respaldo que
su criterio y un puñado de denuncias con poco o ningún sustento.
Los jueces no son seres sobrehumanos. Más aun: algunos de
ellos ni siquiera llegan al mínimo imprescindible de neuronas que se necesitan para
ejercer tan trascendental carrera.
Dirimir culpabilidades o inocencias, con todo lo que ello
acarrea, no puede ser atribución de una sola persona.
Los jueces nunca son soberanos. Nunca.
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