El desmoronamiento europeo
La integración entre iguales y en todos los órdenes debería
ser el máximo anhelo de la Unión Europea (UE). Sin embargo, las concesiones hechas al Reino Unido para que no abandone el bloque comunitario, apuntan
justamente en la dirección contraria.
Los privilegios adquiridos por el Gobierno conservador de
David Cameron mediante amenazas de deserción previo referéndum, la
reintroducción de controles fronterizos en la zona de libre circulación
conocida como espacio Schengen a propósito de la crisis migratoria y los
alardes autoritarios de gobiernos como el polaco o el húngaro, dibujan una UE
cada vez más descompuesta y errática.
El bloque comunitario se muestra debilitado en todos sus
frentes después de haber relegado la cohesión política y social, mientras apostaba
por el libre mercado, éste sí común, y ordenaba las finanzas europeas conforme
al más rampante estilo capitalista.
La espantada y las renuencias de algunos socios europeos son
síntomas de claro desfallecimiento en un proyecto colectivo que parece
condenado a la precariedad, cuando no a la disolución.
Las concesiones al Reino Unido sientan además un gravísimo precedente
en la UE: una pertenencia a la carta a la que obviamente sólo están en
condiciones de aspirar los socios más poderosos del club.
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