Venezuela y la información amañada
Venezuela soporta desde hace años una presión mediática
destinada a minar el régimen de inspiración bolivariana y encumbrar a una
oposición que ha dado sobradas muestras de incompetencia y deslealtad.
La triangulación consiste en sembrar informaciones de la CIA
en la prensa madrileña, siempre atribuidas a fuentes confidenciales, para que
las reproduzcan en Miami y mediante el Grupo de Diarios de América. Finalmente
se rebotan hacia Caracas para que las utilice el periódico venezolano El
Nacional como si fueran palabra de dios. Todo lo anterior no es la opinión de
Casado o lo que a mí me parece. Es lo que cuentan periodistas de los medios
empresarialmente implicados. El Grupo de Diarios de América lo forman O Globo
(Brasil), El Mercurio (Chile), La Nación (Argentina), El Tiempo (Colombia), El
Comercio (Ecuador y Perú), El Universal (México), El País (Uruguay) y El
Nacional (Venezuela). Comparten la misma sintonía El Nuevo Herald (Miami), El
Espectador (Colombia) y en Madrid ABC, El Mundo y El País.
Más allá de los muchos errores atribuibles al gobierno de
Nicolás Maduro, el relato sobre lo que sucede en Venezuela se halla más que contaminado
a nivel internacional.
Los propios periodistas de los medios que con más saña
arremeten contra el régimen chavista, reconocen que participan en la distorsión y que existe un empeño para crear
una imagen devastadora de la realidad venezolana utilizando para ello todos los
recursos disponibles.
Por supuesto, los conspiradores actúan en nombre de la
democracia.
Todo ello ha quedado al descubierto en un libro de Fernando Casado de reciente publicación y que desde el título define perfectamente a los colegas implicados en el operativo mediático: Antiperiodistas.
Cómo se cocina información amañada contra el gobierno de
Venezuela
La Jornada
José Manuel Martín Medem *
Cuando Felipe González dice que en Venezuela hay una
tiranía, al que fue presidente del gobierno de España no le exigen los
argumentos y las pruebas para sostener esa barbaridad. Sólo añade que "en
el Chile de Pinochet se respetaban más los derechos humanos que en la Venezuela
de Maduro". Al que intenta contestar sí le exigen una documentada y
extensa explicación que tropieza con los oídos tapados por la cera de las
intenciones blindadas. Venezuela no es una democracia hasta que se demuestre lo
contrario, es una tiranía aunque la acusación sólo se sostenga porque todo el
mundo lo sabe.
Decir que en Venezuela hay una tiranía es lo que Fernando
Casado considera sound bites, sonidos cortos que resumen ideas complejas para
inyectarlos en el sentido común de la opinión pública internacional.
Especialista en derecho y comunicación, Casado acaba de publicar en Madrid un
libro (1) con sus conclusiones después de cinco años de investigación sobre las
informaciones contra el gobierno de Venezuela en los medios más influyentes de
España y América Latina.
Explica la triangulación para amañar la información y ha
conseguido entrevistar a periodistas destacados de los grandes medios de
comunicación que reconocen la intervención editorial contra el gobierno de
Venezuela.
Lo que reconocen los periodistas entrevistados por Casado le
saca la máscara al supuesto periodismo de calidad. Ángelica Lagos, editora de
internacional en El Espectador: "es una construcción devastadora para la
imagen de Venezuela". Maye Primera, colaboradora de El País en Caracas:
"Es un esfuerzo para crear una opinión pública desfavorable".
Clodovaldo Hernández, colaborador de El País en Caracas: "Una presión
insoportable para que contara las cosas como ellos querían verlas". Miguel
Ángel Bastenier, enlace entre El País y El Espectador: "Todos sabemos
quién es nuestro propietario y automáticamente la inmensa mayoría de los que
estamos en el contexto que sea no nos salimos de ese marco". Ángel
Expósito, director de ABC: "Tenemos acceso a información de la CIA".
La CIA siembra en Madrid
El 6 de enero, la DEA y la CIA le hicieron un regalo al
diario madrileño ABC. Sacaron de Caracas al desertor Leamsy Salazar, presentado
como oficial de las escoltas de Hugo Chávez y de Diosdado Cabello, presidente
de la Asamblea Nacional, y lo llevaron a Madrid para que lo entrevistara Emili
J. Blasco, corresponsal en Washington del mencionado periódico. Salazar le
anticipó las acusaciones que iba a negociar con la fiscalía cuando
posteriormente lo trasladaron a Estados Unidos: "Venezuela es un
narcoestado construido por Hugo Chávez y ahora manejado por Diosdado
Cabello". El relato no es mío. Lo cuenta Blasco en el libro (2) que
escribió a partir de las revelaciones de Salazar, puesto a su disposición por
la DEA y la CIA. Expósito le reconoció a Casado la "información de la
CIA" y Blasco confirma en su texto que tuvo "acceso a informes de
inteligencia". El corresponsal de ABC se ha convertido en la referencia
fundamental para todos los medios que están dispuestos a utilizar la
información de los servicios secretos de Estados Unidos blanqueada por ABC. El
libro también asegura que en Venezuela se ha organizado un fraude electoral
permanente con la intervención de asesores cubanos. No aporta más pruebas que
"acusaciones de testigos protegidos por la justicia estadunidense" y
"revelaciones de figuras chavistas que establecieron contacto con las
autoridades estadunidenses pero que prefieren no quemar las naves
todavía".
El Wall Street Journal intentó blindar la intervención
periodística de la CIA, rebozándola con su prestigio de catedral del periodismo
internacional. Pero disparó por la culata y el gobierno de Venezuela debería
recomendar la lectura atenta y reposada de lo publicado. El WSJ reconoce que
toda la información utilizada procede de funcionarios del gobierno de Estados
Unidos y de sus servicios secretos. También que en Estados Unidos intentan
desde hace diez años fabricar procesamientos por narcotráfico contra el
gobierno de Venezuela sin conseguirlo por no contar con pruebas
incuestionables. Y además de que la operación en marcha consiste en provocar
deserciones de funcionarios y militares para convertirlos en testigos a cambio
de compensaciones que incluyen la residencia en Estados Unidos. “Los servicios
secretos estadunidenses –reconoce el WS J– han acelerado en los últimos dos
años el reclutamiento de desertores que ofrezcan información útil”. Agentes de
esos servicios explicaron al WSJ que "exiliados venezolanos ayudan a
contactar con funcionarios gubernamentales para proponerles que se conviertan
en desertores y se refugien en Estados Unidos".
Se sabe que …
Un segundo libro (3) recientemente publicado se ha sumado a
las acusaciones sobre las supuestas complicidades de Cuba en Venezuela. Su
autor es el venezolano Gustavo Azócar, consejero electoral de la oposición, y
también tiene su origen en informaciones sembradas en ABC. Reitera las
acusaciones de Blasco, utiliza los mismos "informes de inteligencia"
y recurre incluso al "se sabe que", asegurando que militares cubanos
controlan la Universidad de las Fuerzas Armadas en la preparación de los oficiales
venezolanos para reprimir las protestas populares por el fraude electoral que
anuncia para las legislativas del 6 de diciembre.
The Guardian (¿me van a decir que es un diario chavista y
bolivariano?) envió al economista y periodista estadunidense Mark Weisbrot para
que informara sobre las movilizaciones de la oposición contra el gobierno.
Después de dos semanas de observación en Venezuela, escribió una crónica
titulada "La verdad sobre Venezuela: una revuelta de los ricos", en
la que explica que nada es como aseguran los medios de comunicación que más
influyen en la opinión pública internacional y llega a la conclusión de que
"hay una estrategia insurreccional de la ultraderecha venezolana apoyada
por Estados Unidos".
(1) Antiperiodistas. Fernando Casado. Ediciones Akal.
(2) Bumerán Chávez. Emili J. Blasco. Sin identificación
editorial.
(3) Disparen a matar. Gustavo Azócar. Sin identificación
editorial.
* El autor fue corresponsal de RTVE en México, Colombia y
Cuba. Miembro de la Comisión Ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Madrid
(SPM).
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