Los editores de prensa mienten
Sencillamente resulta imposible defender la independencia de
los medios de comunicación españoles que cada vez más practican la obediencia
debida con grandes empresas privadas, suministradoras de publicidad, y con el
sector financiero, que se ha convertido en el principal acreedor de muchos
diarios actualmente esclavizados, aunque sean rehenes de lujo.
El margen de expresión de los medios se ha estrechado
notablemente en los últimos años como consecuencia de la crisis económica, pero
también de la deserción de miles de lectores para los que no hay repuesto y de
la irrupción de la era digital que muchas redacciones de la prensa escrita todavía no
han digerido.
Todo ello ha generado una mayor dependencia de los
ingresos publicitarios, públicos y privados, un reforzamiento de la precariedad
laboral y una mutación de los buenos hábitos profesionales, en un contexto en
el que las tarifas de publicidad de las ediciones online son alarmantemente bajas
comparadas con las convencionales.
A tenor del manejo cotidiano de la información y de las
presiones a las que están siendo sometidos muchos periodistas, la tan cacareada
libertad de prensa en España deja mucho que desear; y en algunos casos es
inexistente.
El reciente despido del diario El País de Miguel Ángel Aguilar, un veterano periodista que sigue mostrándose indulgente con los
poderes establecidos a pesar del castigo recibido, es el último aviso para
navegantes.
Aguilar fue despedido por sus declaraciones a The New York
Times a propósito de la censura que ha comenzado a asomar en el periódico de
Prisa, que desde hace tiempo muestra señales inequívocas de desfallecimiento
orgánico.
"Trabajar en El País era el sueño de cualquier
periodista español. Pero ahora hay algunos periodistas tan desesperados que se
están marchando del diario, a veces incluso con la sensación de que la
situación ha alcanzado niveles de censura”, dijo Aguilar al diario
estadounidense, lo que desató la reacción inmediata de Prisa.
En realidad Aguilar no ha descubierto nada nuevo bajo el
sol. Las denuncias sobre la falta de libertad de expresión se han sucedido con
frecuencia en España. Eso sí, ninguno de los medios de comunicación que cuentan
las ha ventilado nunca lo suficiente; más bien las han ocultado.
El descontento de la prensa española ante lo que se
considera una infamia por parte del New York Times ha sido canalizado por Juan Luis Cebrián, presidente de Prisa, la editora de El País, que ha logrado
arrancar a la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) una declaración
institucional contra el periódico de Estados Unidos, según destaca PRnoticias.com.
El comunicado de la AEDE, reivindicando la independencia de
los medios ibéricos y enfatizando la calidad de la libertad de prensa, es un
descarado ejercicio de cinismo. Simplemente, falta a la verdad.
Los tres grandes diarios estatales: El País, El Mundo y
ABC ofrecen sobrados ejemplos de la degradación periodística en España, sobre
todo el último que desde posturas retrógradas se ha especializado en la
engañifa y la manipulación.
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