La irrupción de Podemos y la modorra socialista
El último sondeo realizado por el oficialista Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS), perfila un nuevo mapa electoral en España que
afianzará o cederá fronteras tras los comicios municipales y autonómicos que se
celebrarán en 2015.
Por lo pronto, los datos del CIS confirman que el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) sigue en caída libre, aunque la encuesta se
celebró cuando Alfredo Pérez Rubalcaba estaba al mando de esta formación, por
lo que se desconoce el impacto que haya podido tener en el electorado la
ascensión a la Secretaría General de Pedro Sánchez que, por ahora, no ha
corregido mayormente el manual.
El sondeo, realizado entre los días 1 y 7 de julio, destaca
que el PSOE cae cinco puntos, del 26, 2% al 21, 2%, sin que en la sede
socialista de Ferraz se haya llevado a cabo una sola reflexión de altura, en
clave de autocrítica, sobre los graves males que aquejan a un partido sin rumbo
y cada vez más desideologizado.
La encuesta, que recoge también un leve retroceso de la
derecha del Partido Popular (PP), que pasa del 31, 9% al 30 %, alberga otro
dato relevante: la conversión del emergente Podemos como tercera fuerza
política del país, con un 15, 3 % de los votos.
El partido que lidera el profesor universitario Pablo
Iglesias parece consolidarse en su tendencia alcista, a costa sobre todo de
Izquierda Unida que pierde 2, 7 puntos para situarse en el 8, 2 por ciento en
estimación de voto.
Es demasiado temprano para facturar un pronóstico sobre la
deriva de Podemos, cuyas proclamas ilusionan claramente a un sector de la
población que, no obstante, se muestra demasiado heterogéneo para las hechuras
de un partido que deberá encontrar un acomodo menos coyuntural y más delimitado
cuando se agote el filón de la indignación que cunde en España.
Hasta ahora, el programa de Podemos es lo suficientemente
genérico como para captar los votos más dispares; pero tendrá que pulir su agenda y sus apuestas en caliente cuando sus representantes comiencen a ocupar
escaños y cargos municipales y autonómicos, si es que pretenden fidelizar en
futuras convocatorias electorales la mayoría de los sufragios que atesora
actualmente.
Con todo, es el PSOE de Sánchez el que tendrá que aplicarse
a fondo para salir de la modorra y recuperar la credibilidad perdida en los
últimos años, primero con el desmantelamiento del ideario socialista y, más
tarde, con su entusiasta militancia en los comederos más exclusivos del Estado.
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