Venezuela, intencionalmente desenfocada

Más allá de que se coincida o no con los planteamientos del artículo que adjunto, hay un hecho incuestionable: la grosera manipulación de la realidad venezolana por parte de los medios de comunicación españoles, desde El País hasta el panfleto de La Razón, pasando por radios y televisiones.
Cada vez más estamos ante un periodismo falto de rigor, que infla los efectos hasta extremos esperpénticos y que evita entrar en cualquier hondura con tal de ahorrarse unas cuantas neuronas.
La fundamental contextualización de las noticias, se ha vuelto un recurso poco menos que inexistente. Prima pues el zambombazo.
Información en definitiva cocinada al vapor, contaminada por defecto o por exceso y que siempre empobrece a los destinatarios de la misma.
Venezuela no se merece una fotografía en blanco y negro tan desenfocada como la que facturan a cada rato medios de comunicación que alardean de independencia.

La endiablada oposición de Venezuela

7/3/2014

Benjamín Forcano *

No hay más que detenerse con imparcialidad para descubrir enseguida el aire que se respira en nuestros grandes medios de comunicación (periódicos y televisión) contra la Venezuela democrática que trajo Chávez y mantiene por ahora el presidente Maduro: desinformación, mentira, rabia antirrevolucionaria. La verdad es que estos Gobiernos han hecho lo que nadie antes había hecho, se han tomado en serio la justicia social y han ganado democráticamente, pese a todo, en todas las elecciones.
Los grandes medios nos embadurnan las orejas hablando de democracia, libertad y derechos humanos, pero bajo esas palabras son otros los intereses que se esconden. Como dominan todo, creen que su información de los hechos es también la que se impone. Y lo es en gran parte.
Pero cada vez menos. El periodismo directo observa, acumula datos, analiza, relaciona y cuenta. La pregunta es cuántos de los periodistas que escriben de Venezuela se han preocupado de ver el antes y el ahora, de convivir y preguntar a la gente, de escuchar llanamente, de verlo todo sin intereses partidistas e imperiales, de narrar las obras  de los Gobiernos últimos, con logros maravillosos, que nunca aparecen en sus crónicas. Y, al lado, los errores y fallos, los que sean. Necesitamos menos infundadas evaluaciones y más datos, más historia, más paso a la realidad por el pueblo día a día recorrida y menos sentencias hechas por el prejuicio, el odio y la opción clasista frustrada. 
Frente al engaño y la manipulación, los hechos cantan: de Chávez hasta el presente, en Venezuela la desigualdad se ha reducido en un 54 %; la pobreza ha bajado del 40 % al 7,3 %; los pensionistas han pasado de 387.000 a 3,1 millones; la educación es gratuita desde las guarderías a la Universidad; asisten a guarderías públicas el 72 % de niños; asisten a la escuela el 85 % de los niños en edad escolar; se han creado 10 nuevas universidades. Venezuela es el quinto país del mundo en tener proporcionalmente más estudiantes universitarios; antes importaban el 90 % de los alimentos, ahora el 30%; cuatro millones de niños reciben comida gratis en las escuelas y 6.000 comedores alimentan a 900.000 personas; la mortalidad infantil ha bajado del 25 por 1000 al 13 por mil; de 18 médicos por cada 10.000 habitantes se ha pasado a 58; en un solo año se construyeron 250.000 viviendas para los miles de familias que quedaron sin hogar en 2011 a causa de las lluvias; el desempleo bajó del 11,3 % al 7,7 %; se crearon más de 50.000 cooperativas. La deuda pública de Venezuela es del 45 % del PIB, la de la Unión Europea es del 82,5 %; el gasto social aumentó un 60,6 % (772.000 millones de dólares).

Recomiendo leer el artículo escrito por el profesor y periodista Salim Lamrani 25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela, un poco largo, pero necesario para compensar el engaño y la manipulación con que están tratando el tema grandes periódicos españoles.

Los grandes medios de nuestras Democracias dicen ser independientes, defender los derechos humanos y combatir el latrocinio, la corrupción y la mentira. A mí me bastaría que, con el mismo y justo fervor con que requieren y acusan a la Iglesia católica por la magnitud e impunidad de sus transgresiones sobre la pederastia, procediesen a denunciar y acusar al imperio de Estados Unidos y sus servidores por sus  gravísimas e impunes agresiones a los derechos de los pueblos  y de millones de personas, denunciados por SICSAL (Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los pueblos de América Latina), presidido por el obispo de Saltillo (México), Raúl Vera López.

La ciudadanía española es demócrata, conoce los derechos humanos, es libre, solidaria y no es manipulable hasta el extremo de la estulticia.

(*) Benjamín Forcano es teólogo y sacerdote claretiano.


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