Visión desde Cataluña

Valgan como botón de muestra estas reflexiones de mi buen amigo Xavier sobre la posible independencia de Cataluña y el profundo descontento, en buena parte justificado, que existe en esa región.

Los aires independentistas que se respiran en Cataluña no se corresponden ni se pueden atribuir únicamente a un gobierno de derechas (léase CIU), sino que son claramente transversales y aglutinan gentes de todas las tendencias y estratos sociales, de la derecha a la izquierda y desde los obreros a los empresarios. Responden no al victimismo, que efectivamente ha existido durante muchos años, sino a la profunda fatiga producida por unas relaciones que nunca han sido armónicas y coherentes, sino tensas y poco inteligentes, aspecto que supera de largo la derecha pura y dura, y profundamente tradicional catalana, que no niego que intente apropiarse de la situación para su propio rédito personal.

Evidentemente los partidos catalanes no son la maravilla de la huerta pero la mayoría no desprenden ese tufo a rancio que con el paso de los años se ha convertido en insoportable, conviene abrir de una vez las ventanas y que entre aire fresco. España parece que no está por la labor (a día de hoy los sondeos aún dan como ganador de unas posibles elecciones al PP) ya que a la mayoría se sienten cómodos en este ambiente. Se incluye al PSOE y su pariente pobre el PSC que nos obsequian regularmente con continuas muestras de insensatez e incompetencia. ¿Qué futuro nos espera con esta perspectiva?

Algunos catalanes para no generalizar (nunca se sabrá con certeza sin un referéndum) ven ahora mismo esta vía como única salida en un periodo razonablemente corto de tiempo. Un entente cordial parece ahora mismo del todo imposible. Es evidente que se ha llegado a esta situación no solo por las acciones de una sola parte sino por una interacción errónea entre ambos frentes, está claro que el respeto y comprensión deberían ir en los dos sentidos, pero… estamos donde estamos.

Yo como tu, soy de talante federalista pero no dentro de una España que me resulta muy lejana en su dietario y su concepción nacional, sino en el seno de una Europa que en principio debería ser mucho más fiable y receptiva con respecto a la singularidad dada su gran diversidad plurinacional y cultural.

Efectivamente entre los responsables del desastre nacional seguro que hay muchos catalanes, tanto a modo individual como colectivo, pero lo que a día de hoy muchos tenemos claro es que la justicia española no está ni estará por la labor de pedir responsabilidades ni a los catalanes ni a los no catalanes, por su dependencia vergonzosa de la monarquía y del poder político, que es el que ha elegido a los altos magistrados entre los que tenían en el bolsillo el carnet del partido. Es necesaria pues algún tipo de ruptura que permita un marco nuevo para evolucionar.

Ha llegado el momento de tomar determinaciones de arriesgar, ya no vale el inmovilismo. El movimiento se demuestra andando y ahora más que nunca hay que avanzar. ¿A dónde llegaremos?. ¿Quién lo sabe?. La historia lo dirá, esta que repite sin parar los mismos ciclos, nacimiento, esplendor, decadencia y muerte. Quizás ha llegado el momento de intentar inaugurar una nueva época.

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