La demonización de Chávez
Así titula su blog publicado el pasado 15 de enero el
profesor Vicenç Navarro que, como casi siempre, pone un punto de sensatez
documentada a la actualidad. En el artículo que Público retoma a propósito de
la muerte del presidente Hugo Chávez, el experto cuestiona abiertamente la
burda y reiterada manipulación de la realidad venezolana imputable a los cinco periódicos
de mayor difusión en España. Con su habitual estilo ilustrado, Navarro trae a colación el
ejemplo de grandes diarios de Europa y Estados Unidos que, a pesar de su sesgo
conservador, han incluido en sus páginas artículos apaciguadores sobre la
figura de Chávez y su mandato, ofreciendo así un contraste que en este país se
ha ninguneado en aras de la propaganda. El texto de Navarro que adjunto es, una
vez más, de obligada lectura.
Vicenç Navarro (Público)
Uno de los indicadores de la escasa calidad de la democracia
española es la limitadísima diversidad ideológica en los medios de mayor
difusión en España. El sesgo conservador de tales medios –incluso de aquellos
que se consideran de centro o centroizquierda- es muy acentuado en España. Ni
que decir tiene que tal sesgo es también característico de gran número de
países llamados democráticos. Pero el caso de España es extremo. Un ejemplo de
ello es la cobertura de la política venezolana por los cinco rotativos de mayor
difusión en el país.
En EEUU, por ejemplo, donde el dominio conservador de los
medios es también muy acentuado, la cobertura de la presidencia Chávez ha sido
desequilibrada, dando gran prominencia a las voces críticas a tal gobierno.
Pero voces menos críticas, e incluso favorables a tal gobierno, han aparecido
en esos mismos medios.
Tal como señala Mark Weisbrot (en su reciente artículo
en The Guardian) en EEUU Los Angeles Times, el Boston Globe, el Miami
Herald, e incluso el conservador The Washington Post, han publicado
también artículos favorables al gobierno Chávez, aunque la gran mayoría han
sido críticos. Y en el último fin de semana, The New York Times, en su
sección Summary of the Week, publicó la visión conservadora neoliberal,
representada por Moises Naím, junto a la del propio Mark Weisbrot, Director del
Center for Economic and Policy Research, de Washington, que rebatió los datos
presentados por Naím, presentando una realidad menos catastrofista que la
descrita por tal autor.
Pues bien, les invito a que cuenten las veces que han aparecido
artículos críticos de la presidencia Chávez en medios mayoritarios españoles y
lo comparen con el número de artículos favorables. Y verán que no ha aparecido
ni uno. Incluso El País, el rotativo que se considera liberal (y que por
mera coherencia ideológica debería estar abierto a posturas divergentes,
incluso críticas de sus editoriales), ha publicado las virulentas críticas al
gobierno Chávez del Sr. Moisés Naím (entre muchos otros artículos como los del
hiperbólico Mario Vargas Llosa), sin nunca, repito, nunca, publicar un artículo
favorable a tal gobierno.
Y ahí está uno de los puntos más vulnerables y defectuosos
de la llamada democracia española: el monopolio mediático de los intereses
conservadores en el sistema informativo español. Y este monopolio supone un
coste elevadísimo para la democracia española. No sólo impide que la población
esté bien informada, ofreciéndole un amplio abanico de posturas en sus medios,
sino que reduce la calidad del debate político, pues las voces
conservadoras-neoliberales, conocedoras de la ausencia de crítica a sus
posturas, y dueñas, por lo tanto, de una inmunidad intelectual, dicen y
sostienen argumentos basados en datos que son fácilmente demostrables que son
falsos.
Veamos, por ejemplo, la crítica de Moisés Naím, que fue, por
cierto, uno de los arquitectos de las políticas de austeridad en el gobierno de
Carlos Andrés Pérez durante el periodo 1989-1990, siendo ministro de Industria
cuando en 1989 ocurrió el Caracazo donde el gobierno disparó contra civiles que
protestaban las políticas de austeridad, asesinando a más de 3000 venezolanos.
Tal autor, que en su columna en El País se presenta paradójicamente
como el gran defensor de los Derechos Humanos, ha sido una voz supercrítica del
gobierno Chávez, promoviendo las políticas del Departamento de Estado de EEUU,
lo cual explica su gran visibilidad mediática en los medios internacionales
sujetos a la hegemonía del gobierno federal de Estados Unidos.
En sus últimos escritos, Moisés Naím, ha estado promoviendo
el punto de vista, también transmitido por el gobierno federal de Estados
Unidos, de que el gobierno Chávez ha llevado a Venezuela al desastre, creando
un déficit público que, según él, representa el 20% del PIB; estableciendo un
sector público hipertrofiado que ha ahogado a la economía venezolana; ha
generado una deuda pública que es diez veces superior a la que existía en 2003;
ha creado un sistema bancario que está colapsándose; y una industria
petrolífera nacionalizada (que es la mayor fuente de ingresos al Estado) que
está en claro declive, y un largo listado de “calamidades”. Como que en España
no hay ninguna posibilidad de que los medios de mayor difusión publiquen
análisis críticos de tales aseveraciones, resulta que la población queda
pésimamente informada y se cree que Venezuela está en una situación de crisis y
colapso.
Si se hubieran publicado en España, por ejemplo, las
respuestas de Mark Weisbrot, publicadas en el The New York Times y en
el The Guardian, se podría haber visto el grado de exageración, hipertrofia
y falsedades que contenían los datos presentados por Moisés Naím, entre otros.
Mark Weisbrot es uno de los economistas más creíbles en temas económicos
internacionales en EEUU. Veamos los datos. El déficit público de Venezuela
representa, según el Fondo Monetario Internacional, no el 20% del PIB, sino el
7,4%. En cuanto a la supuesta hipertrofia de la deuda pública en Venezuela,
ésta representa el 51,3% del PIB, un porcentaje que es menor que el promedio de
deuda pública de la Unión Europea (82,5% del PIB), y menor del objetivo al cual
aspira la UE (el 60% del PIB). En cuanto al colapso de la industria petrolera,
la cota de producción de petróleo es la que los países productores de petróleo,
la OPEC, han acordado. Y su disminución en las exportaciones de petróleo a EEUU
responde a una decisión política del gobierno Chávez que intenta diversificar
sus exportaciones y no centrarlas en un número reducido de países. Tal
reducción en las exportaciones a EUU no tiene nada que ver con ningún colapso,
que es inexistente, de la industria petrolera venezolana. Semejante
manipulación y falsedad aparece también cuando Moisés Naím habla de la
hipertrofia del sector público. En realidad, y tal como muestra Mark Weisbrot
(del cual extraigo esta información), el porcentaje de empleo público en
Venezuela es aproximadamente un 18,4% de la población empleada, que es inferior
al existente en Francia, Finlandia, Dinamarca, Suecia y Noruega.
Mark Weisbrot señala también algunos de los puntos flacos de
la economía venezolana, como es la elevada inflación, un problema generalizado
en América Latina. Ahora bien, incluso en esta situación problemática, el
gobierno Chávez ha podido reducir tal inflación del 28,2% al 18%,
reducción que ha conseguido a pesar de un gran aumento del gasto público y muy
en especial del gasto público social. Durante los últimos diez años, el
gobierno ha aumentado tal gasto un 60%, expandiendo considerablemente su muy
insuficiente Estado el Bienestar venezolano, causa de su gran popularidad entre
las clases populares. Como bien han documentado los investigadores sociales de
gran credibilidad internacional, los profesores Carles Muntaner (de la
Universidad de Toronto), Joan Benach y María Páez Victor (de la Universidad
Pompeu Fabra), la pobreza ha pasado a ser de un 71% de la población en 1996 a
un 21% en 2010, siendo especialmente acentuada la reducción en la pobreza
extrema, que pasó de ser un 40% en 1996 a un 7,3% en 2010 (ver el artículo “Los
logros de Hugo Chávez y la Revolución bolivariana”, de Carles Muntaner, Joan
Benach y María Páez Victor).
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