Redenciones que no proceden
Sorprende que un medio de comunicación se arrogue atributos
que no le corresponden y se empeñe en trazar la hoja de ruta de todo un
colectivo, en este caso muy tocado por la crisis y el despeñamiento de valores
que nunca arraigaron del todo. Es el caso del diario El País, que ha propuesto
recientemente un decálogo de acciones para que España salga del atolladero. El
recetario lleva por título “Cómo reconstruir el futuro” y en él se barajan un
puñado de remedios que pasan por las reformas institucionales, los pactos
sectoriales, la transparencia administrativa y la propuesta de un modelo
federal que reemplace al estado de las autonomías. Las recomendaciones
responden en su mayoría al sentido común y a la necesidad perentoria de iniciar
una segunda transición, luego de la consumada en 1978 que ha sido expresamente
magnificada. Pero el asunto no reside en la oportunidad de estas demandas, sino
en el hecho, que me parece cuestionable, de que sea un medio de comunicación el encargado de facturarlas y anunciarlas a renglón seguido a la ciudadanía,
tras incluir en su proclama salvadora la advertencia de que las instituciones,
entre ellas el Parlamento, no están afrontando con eficacia la grave crisis
política. “He aquí un decálogo de tareas que pueden y deben ayudar a rescatar
el sistema emanado de la Transición política de las amenazas que se ciernen
sobre él. Naturalmente son propuestas discutibles, pero no se debe dudar
respecto a lo inequívoco de los problemas planteados”, asegura el diario. Cuesta
encontrar una respuesta a este nuevo acto de petulancia por parte de un periódico
que en los últimos años se ha extraviado más de una vez en su línea editorial.
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