La feria de los despropósitos

Tengo a Javier Pérez de Albéniz como un articulista ilustrado, buenamente criticón. Al menos lo tenía así considerado hasta el día de hoy, en el que me he topado con unas cuantas líneas de su cosecha que invalidan parte de su caché. Escribe Pérez de Albéniz que, según le dijo un amigo (sic), lo ocurrido en Cuba con el accidente de Carromero es algo muy parecido a lo que podría haber sucedido en la Sudáfrica del apartheid si Mandela hubiera fallecido en un siniestro de ese calibre… ¡toma ya paralelismo! Es increíble que alguien pueda improvisar con cuatro mimbres tamaña insensatez, subirla a un blog, y que nadie repare en ella. Y en el caso de Pérez de Albéniz resulta especialmente decepcionador, porque ha cuestionado muchas veces, y con razón, el periodismo verdulero que se practica por estos lares en ciertos medios de comunicación. En esta ocasión, con su comentario desmedido, propio de una charla de cantina, se ha convertido en valedor de lo que tanto detesta.

Presos políticos (y apolíticos)

Cuarto Poder

Javier Pérez de Albéniz

El año 2013 ha comenzado con Alfonso Fernández Ortega  y Ángel Carromero en la cárcel. El primero fue detenido en Vallecas durante la última huelga general el 14-N, cuando se incorporaba a un piquete informativo. Como mes y medio después no está claro cuál es el delito cometido por este ciudadano, ha sido calificado como preso FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) para garantizar que permanezca en chirona recibiendo un trato reservado a narcotraficantes y terroristas. "El riesgo de fuga es elevado", resumió la juez que denegó su libertad.

El segundo, Carromero, cayó preso en Cuba tras provocar el accidente que costó la vida a los opositores al régimen castrista Oswaldo Payá y Harold Cepero. Un amigo dice que es como si alguien hubiera viajado a la Sudáfrica de comienzos de los 90 para luchar contra el Apartheid y hubiera matado con el coche a Nelson Mandela. Al ser miembro del PP, el partido en el Gobierno ha conseguido librarle de las duras rejas cubanas y trasladarle a las más livianas celdas españolas.

Miguel Ángel Flores, promotor de la macrofiesta del Madrid Arena donde murieron cinco chicas, coincidió en prisión con Carromero y Fernández Ortega. Pero no ha tenido tiempo ni de arrugar el pijama a rayas: tras pagar una fianza de 200.000 euros, ya está en la calle. El riesgo de fuga es elevado, reconoce el juez, pero 200.000 pavos son 200.000 pavos.

Son, eran, presos de categorías muy diferentes. A Fernández Ortega y Carromero les llaman presos políticos, mientras que Flores debía ser un preso apolítico. No sé si me estoy explicando.

Fernández Ortega es un idealista, no tiene amigos bien posicionados y, por tanto, pese a no estar definido el delito cometido tiene todas las papeletas para pudrirse entre rejas. Flores es un empresario de postín, con amigos influyentes, que se dejó llevar por la avaricia y llenó un local municipal hasta reventar provocando la muerte de cinco jóvenes. Pasó la Nochevieja con los suyos. Carromero, dirigente de las Nuevas Generaciones del PP, los cachorros, es sin duda el peor parado: a punto estuvo de tener que tomarse las uvas con Esperanza Aguirre.

Y es que solo unas horas antes de las campanadas, en plenas fiestas navideñas, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid se acercó a la cárcel de Segovia para visitar a Carromero. Como no había solicitado el permiso con la suficiente antelación, Aguirre tuvo que conformarse con hacer el paripé ante la prensa: "Carromero no es un delincuente", dijo muy ufana ante los micrófonos y cámaras de agencias, televisiones y radio.

2012 ha sido un año terrible. Y comenzar 2013 entre barrotes tiene que ser espantoso. Pero tener que soportar al resto de reclusos después de que Esperanza Aguirre haya ido a visitarte debe ser una auténtica pesadilla. ¿Solicitó quizá el bis a bis?

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