Periodismo de indigentes
La precariedad laboral en el periodismo español está
llegando a extremos de indigencia, como lo atestiguan los pagos que la agencia
estatal EFE destina a sus colaboradores regionales que reciben la astronómica cantidad de seis euros por
cada uno de los textos que facturan.
La alarmante situación ha llevado a la Federación de Sindicatos
de Periodistas y a la Asociación de la Prensa de Madrid a denunciar las pésimas condiciones laborales de miles de informadores, con todo lo que ello implica en
términos de deterioro profesional.
Las irrisorias tarifas que EFE abona a sus colaboradores
regionales no constituyen la excepción. Son cada vez más la norma en un ámbito
que se ha venido degradando en los últimos años y al que la crisis parece haber
dado la estocada definitiva.
Lamentablemente la mayoría de los periodistas, por muy
distintas razones, perseveran en su apatía, lo que mantiene a esta profesión
desmovilizada frente a las arremetidas que se llevan a cabo desde las alturas
empresariales.
Incluso en la todopoderosa Prisa, que cobija bajo sus siglas
al diario El País y a la Cadena SER, se están escuchando voces disconformes con
la política de racionalización de recursos que se traduce en despidos, recortes
salariales y contrataciones miserables, mientras las estrellas mediáticas y los
consejeros delegados continúan engordando sus bolsillos.
Los cimientos del periodismo español se hallan más que tocados y
buena parte de la información que se genera está reñida con los fundamentos que
deberían sustentarla.
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