La rebelión de los médicos, loable pero insuficiente


La rebelión contra la disparatada medida del Gobierno del Partido Popular (PP) de privar de atención sanitaria a partir del 1 de septiembre a los inmigrantes que se encuentren en España en situación irregular y que está siendo abanderada por la organización humanitaria Médicos del Mundo, hay que recibirla desde luego con beneplácito.
Con su campaña “Derecho a curar”, la ONG pretende sumar adhesiones de profesionales sanitarios a la objeción de conciencia contra la exclusión de los sin papeles.
“Se trata de suscitar un movimiento del mundo sanitario contra una medida que choca contra la ética profesional. Queremos servir de vehículo de transmisión para que el personal sanitario reivindique, ejerza su derecho a la resistencia y su derecho a curar a toda persona que lo requiera, independientemente de su situación administrativa", sentencia Álvaro González, presidente de Médicos del Mundo.
Sin embargo, la rebelión es insuficiente. Apenas se llevan recabadas mil 500 firmas de profesionales del sector sanitario que rechazan abiertamente la discriminación ordenada desde La Moncloa, cuando este colectivo lo integran decenas de miles de personas.
Lamentablemente, entre los médicos cunde también la mentalidad retrógrada y mercenaria, doblemente grave en una profesión en la que el altruismo y las ideas progresistas deberían ser la constante. Me temo pues que serán muchos más los galenos que, por acción u omisión, se plieguen a los dictados del Gobierno y nieguen al prójimo el auxilio al amparo de una legalidad insultante, que los que se declaren insumisos. Con todo, bienvenida la minoría de médicos objetores que protestan por el nuevo pisotón.

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