Aclara Cuba muerte de Payá
El Ministerio del Interior cubano emitió hoy un comunicado
en el que relata las circunstancias del accidente de automóvil en el que murió
el disidente cubano Oswaldo Payá.
Según testigos y pruebas periciales, el coche conducido por
el dirigente del Partido Popular (PP), Angel Carromero, viajaba por la
provincia de Granma a una velocidad excesiva en un tramo en obras, lo que provocó
su salida de la vía y que se precipitara por un terraplén hasta estamparse
contra un árbol.
Han sido muchos los que sin el menor indicio han acusado al
Gobierno cubano de perpetrar el asesinato del opositor cubano disfrazándolo de
accidente. Exiliados furibundos, derechistas cavernarios y pseudoperiodistas se
sumaron al linchamiento del régimen de La Habana sin que sus graves acusaciones
tuvieran soporte alguno, salvo su afilada conspiranoia.
Cabría esperar ahora que los detractores rectificaran;
aunque mucho me temo que perseverarán con tal de seguir desprestigiando a las
autoridades cubanas al calor de un desafortunado suceso.
Por cierto, alguien debería contar qué es lo que hacía el
dirigente juvenil del PP en Cuba reuniéndose y viajando animadamente con lo más
granado de la disidencia local, actividades que tenía expresamente prohibidas
por la condición de turista con la que ingresó a la isla.
Adjunto la pormenorizada nota del Ministerio del Interior
isleño.
Nota oficial del Ministerio del Interior
27 Julio 2012
Como informó el diario Granma, el pasado 22 de julio a las
13:50 horas, un auto Hyundai Accent matrícula de turismo T31402, se salió de la
vía y se impactó contra un árbol en un tramo de la carretera Las Tunas-Bayamo,
en la localidad de Las Gabinas, provincia Granma.
En este lamentable accidente fallecieron los ciudadanos
Oswaldo José Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante; mientras que resultaron
lesionados leves los extranjeros Ángel Francisco Carromero Barrios y Jens Aron
Modig, de ciudadanías española y sueca, respectivamente.
Durante el proceso investigativo, se precisó que el vehículo
salió de La Habana sobre las 06:00 horas de ese día, conducido por Ángel
Carromero, y se dirigió a Santiago de Cuba. Jens Aron viajaba en el asiento
delantero derecho; Oswaldo Payá en el asiento trasero izquierdo y a su lado
Harold Cepero. Estos dos últimos no llevaban puesto el cinturón de seguridad.
El tramo de la carretera en que ocurrió el accidente está en
reparación y por espacio de unos dos kilómetros no se encuentra pavimentada la
superficie de rodamiento, lo cual lo convierte en una especie de terraplén con
abundante gravilla; por tanto, muy resbaladizo. El análisis pericial arrojó que
el lugar es una vía recta que cuenta con buena visibilidad y había una señal
que indicaba la existencia de hombres trabajando en su mantenimiento, precedida
de otras similares que alertan a los conductores de los tramos en reparación.
Al respecto, el apartado dos del artículo 127 de la Ley 109,
de seguridad vial, establece que “no se debe conducir un automóvil a una
velocidad mayor de 60 kilómetros por hora en camino de tierra o terraplén”; y
en el 128 que “Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores, en
relación con el límite general de velocidad, el que guíe un vehículo o animal
por la vía debe tener pleno dominio de su movimiento y está obligado a moderar
la marcha y si es preciso detenerla siempre que la circulación, estado de la
vía o la visibilidad lo imponga”, en especial, “cuando la superficie está
resbaladiza por agua, grasa, arena, lodo u otras sustancias o éstas puedan
proyectarse hacia los vehículos y peatones”.
El dictamen pericial y las declaraciones de tres testigos
presenciales del accidente: José Antonio Duque de Estrada Pérez, Lázaro Miguel
Parra Arjona y Wilber Rondón Barrero, permitieron establecer que el auto
irrumpió al terraplén a exceso de velocidad. Al respecto, el Capitán Jorge
Fonseca Mendoza, perito del lugar del hecho (12 años de experiencia), apuntó
que el conductor aplicó los frenos de una manera abrupta, ochenta metros
después de haber entrado al terraplén, perdió el control del vehículo y el
carro giró del costado izquierdo por espacio de 63 metros, con el frente hacia
la cuneta y el maletero hacia el centro de la vía, hasta impactar con un árbol
en el borde derecho de la carretera, lo cual confirma la extrema velocidad con
que era conducido.
José Antonio Duque de Estrada, trabajador del Instituto
Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), quien reside en el municipio granmense
de Río Cauto y transitaba por el lugar del hecho en una bicicleta, declaró al
Órgano de Instrucción:
“El carro me pasó a alta velocidad por al lado, con
seguridad iba a más de 100 kilómetros por hora. Rebasó a un tractor que también
iba en la misma dirección y después vi una tremenda polvareda, cuando entró a
un tramo que está en mal estado. Al aproximarme, ya con menos polvareda, vi al
carro impactado contra un árbol en la cuneta. A mi modo de entender, la razón
más clara que yo veo del accidente es el exceso de velocidad. Al caer en el
terraplén no es lo mismo que en el pavimento, no hay freno que valga, el carro
no se sujeta, se desliza y se impactó contra el árbol”.
Por su parte, Lázaro Miguel Parra Arjona, tractorista del
INRH y vecino de La Sal, en el municipio Yara, confirmó esta versión: “El carro
me adelantó a gran velocidad; luego vi la nube de polvo fuerte y cuando bajó el
polvo pude ver el auto impactado en el árbol que está en la cuneta”.
Tanto José Antonio como Lázaro conducían en la misma
dirección del auto accidentado, pero Wilber Rondón Barrero, campesino de Río
Cauto, venía en dirección contraria, a unos cien metros de distancia del sitio
donde ocurrió el siniestro. “Cuando me acercaba vi que el carro perdía el
control y se impactaba contra un árbol de la cuneta”, declaró.
Un equipo de la Dirección de CriminaIística integrado por:
Teniente Coronel Misael Fontes Pérez, oficial de la Sección de Averías,
Explosiones e Incendios (19 años de experiencia como perito); Teniente Coronel
Inardi Reyes Uriarte, Jefe de la Sección Provincial de Criminalística de Granma
(11 años de experiencia como perito); y el Capitán Jorge Fonseca; de conjunto
con Fidel Núñez Guevara, Jefe de Ingeniería del Tránsito en la provincia Granma
(9 años de experiencia como perito), concluyó categóricamente que el conductor
manejaba a exceso de velocidad y que el vehículo presentaba una abolladura de
67 centímetros de ancho con 45 centímetros de profundidad en el lateral
izquierdo trasero, perpendicular al eje longitudinal del auto (lugar donde
viajaban los fallecidos), como consecuencia de un fuerte golpe que deformó
sustancialmente el monochasis y el techo, cuyas características y dimensiones
se corresponden con el tronco del árbol referido.
El dictamen médico forense indica que Oswaldo Payá falleció
instantáneamente a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico como
resultado del fuerte impacto recibido; mientras que Harold Cepero murió en el
hospital clínico quirúrgico Carlos Manuel de Céspedes, de la ciudad de Bayamo,
debido a una insuficiencia respiratoria aguda por tromboembolismo pulmonar
graso del lóbulo superior del pulmón izquierdo, derivada de la fractura
fragmentada del fémur izquierdo.
Ángel Carromero declaró al Órgano de Instrucción que no
recordaba haber visto la señalización que alerta sobre el estado en que se
halla la vía. Añadió que irrumpió al terraplén a una velocidad que no puede
precisar, debido a que no iba observando el cuentamilla y al percatarse de que
transitaba sobre grava, intentó disminuir la velocidad mediante un frenazo
brusco y el auto comenzó a resbalar de lado hasta impactarse contra el árbol.
Jens Aron declaró que él estaba dormitando cuando sintió el frenazo y el
desplazamiento lateral del vehículo; luego perdió la conciencia.
A partir del análisis lógico del tiempo de viaje (cerca de
ochocientos kilómetros en menos de ocho horas, con tres paradas intermedias),
las declaraciones de los testigos y el estudio pericial del lugar del hecho y
el vehículo, el equipo investigativo evaluó que Ángel Francisco Carromero
Barrios debió conducir a una velocidad promedio superior a los 120 kilómetros
por hora y que frueron su falta de atención al control del vehículo, el exceso
de velocidad y la incorrecta decisión de aplicar los frenos de manera abrupta
en una superficie resbaladiza, las causas que determinaron este trágico
accidente que costó la vida a dos seres humanos.
Continúa el proceso investigativo y de instrucción penal, en
correspondencia con las leyes cubanas.
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