Fichajes astronómicos Vs sueldos raquíticos
Mientras la profesión periodística tirita de
precariedad, se siguen produciendo grandes fichajes en el mundo mediático donde
los salarios millonarios contrastan con las raquíticas pagas que reciben miles
de redactores y otros tantos becarios. La última erupción monetaria se ha
producido con ocasión de los cambios llevados a cabo en la Cadena SER y que
implican la contratación de Pepa Bueno, que abandona Televisión Española para
desembarcar en las mañanas de la radio de Prisa. Mucho se ha especulado sobre
el sueldo de Bueno; pero no hace falta teorizar demasiado para presumir que sus
ingresos sobrepasarán escandalosamente a los que se estilan en la redacción de la emisora. El
caso de esta periodista que por lo demás cumple cabalmente con su trabajo, no
es excepcional. Las estrellas de la SER reciben honorarios similares, que se
disparan cuando aparecen en escena los máximos responsables de la
sobredimensionada sección de deportes. Lo que acaba de ocurrir en la radio de
Prisa, que sufre además una drástica reducción de plantilla, se practica desde hace años en la mayoría de los medios de comunicación
privados. Y también en los públicos, lo que resulta mucho más bochornoso. Los
salarios descomunales de los famosos del periodismo, que se embolsan los
dineros sin el menor rubor mientras sus compañeros se desfondan, son la mejor
muestra del agravio comparativo en un gremio tocado, que está siendo
desmantelado sin que los afectados ofrezcan la menor resistencia. Entre las
víctimas, la sociedad en su conjunto, depositaria del derecho a una información
que debería ser rigurosa y que cada vez se envilece más, sobreexpuesta como está a
los intereses empresariales y políticos.
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