También los científicos se indignan
Miles de científicos españoles y de otras latitudes han
vuelto a poner el acento en la alarmante situación que le espera a un sector
que no aguantará nuevos recortes por lo que la ciencia ibérica, sin estrategia
ni inversión, se colapsaría en 2013.
Sería muy fácil endilgarle la culpa de este descalabro al
Gobierno de Mariano Rajoy, que no obstante está contribuyendo con sus
tijeretazos a la temblorina científica. Pero la anemia que padece la I+D en
nuestro país se remonta muchas décadas atrás y compromete a gobernantes de
distintos signos ideológicos, provenientes sobre todo de los dos partidos mayoritarios.
La escasez de recursos, la falta de previsión y la desidia
oficial y oficiosa han sido las constantes en este país de países, mientras
otras naciones apostaban decididamente por la investigación y el desarrollo,
cimientos indispensables de cualquier progreso.
España, instalada en un carpe diem de pacotilla, nunca se ha
anticipado al porvenir. Todo lo contrario. Cada vez que se han producido reformas de calado
en Europa favorecedoras del colectivo, en la península ibérica han surgido
siempre cien mil hijos de San Luis dispuestos a reventarlas. Y así nos está
yendo con una crisis que si bien el Partido Popular ha profundizado en términos
sociales, tiene muchos más impulsores de los que aparecen en el elenco de la
actual administración. Los científicos también se indignan. Y con toda la razón.
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