Vargas Llosa y los gays


El más que poliédrico Mario Vargas Llosa acaba de publicar un artículo en el diario El País en el que defiende al colectivo gay con motivo del linchamiento, que acabó siendo letal, de un homosexual chileno por parte de una pandilla de neonazis. El escritor peruano sorprende una vez más con su talante abierto, del que hace gala también en su excelente literatura y que contrasta con la cerrazón y las posturas retrógradas que mantiene en la mayoría de los asuntos políticos, alineado como está desde hace tiempo con buena parte de las tesis neoliberales. El artículo de Vargas Llosa no sólo procede por la vigencia en América Latina de una homofobia generalizada y enraizada, de la que es cómplice la sociedad en su conjunto, sino que también constituye una oportuna réplica a los discursos cavernarios que se siguen escuchando por estos lares, afortunadamente cada vez más excepcionales. El último de los exabruptos salió de la boca del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, que en sintonía con la palabrería más infame de la Iglesia católica arremetió contra el colectivo gay aseverando que los jóvenes homosexuales se corrompen y se prostituyen en clubes de hombres nocturnos donde encuentran el infierno. Llevados por ideologías que no orientan bien la sexualidad humana, según el inefable obispo, los gays acaban por despeñarse. Todo un sermón expresamente dedicado a esas mentes obtusas y contaminadoras que siguen existiendo en los cinco continentes.

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