¡Oh Repsol, mi Repsol!

Especialmente dedicado a mis amigos latinoamericanos: espero que esta vez el gesto nacionalista bonaerense redunde en beneficio de los más menesterosos. Algo de lo que dudo y mucho, sinceramente, a tenor de las múltiples nacionalizaciones y renacionalizaciones que han tenido lugar en aquellos lares sin que la condición de los de abajo se haya visto mejorada en lo sustancial. Argentinos fueron los que vendieron YPF y argentinos son los que la expropian ahora. No me creo el cuento de que Carlos Saúl Menem fuera el gran perverso que malbarató el país; como tampoco me creo el cuento del mefistofélico Carlos Salinas de Gortari en México. Son muchas, MUCHAS, las complicidades. En las dos orillas, claro. Y espero impaciente que algún día nos sentemos, los de aquí y los de allá, para una buena terapia de grupo. A fondo, sin multinacionales de por medio.
Por lo pronto, ojalá que nos ahorremos las consignas facilonas a raíz de lo sucedido.
Por cierto, en este sistema capitalista que nos ha tocado jugar, y que a muchos no nos gusta, no caben las medias tintas. O se aceptan las reglas, o no se aceptan. Y si uno consiente y se sienta y pide cartas, hay que acabar la partida. Si no, mejor romper la baraja antes de comenzar. Pero para eso hacen falta arrestos; y menos demagogia.

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