Andalucía: aviso para navegantes


La insuficiente victoria del Partido Popular (PP) en las elecciones autonómicas de Andalucía, la resistencia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) contra todos los pronósticos y el espectacular ascenso de Izquierda Unida (IU), son datos que no pueden ser despachados con un par de titulares.
A pesar de que las encuestas vaticinaban un histórico triunfo de la derecha a despecho de los socialistas que perderían uno de sus últimos feudos, las urnas han demostrado que el partido de Pablo Iglesias sigue contando con un colchón significativo de votos en esa región, incluso en las peores circunstancias.
El contraataque de la izquierda en el sur del país, cuando la marea azul del PP amagaba con ocupar casi todo el espacio disponible tras sus abultados triunfos en las municipales y generales de 2011, significa también que muchos ciudadanos perciben la dura reforma laboral y los recortes impulsados por el PP como amenazas que pueden agravar su ya precaria situación en una región donde el desempleo alcanza el 30 por ciento.
Evidentemente, los escándalos de corrupción y las trapisondas de una gerencia demasiado longeva para cualquier sistema democrático, han pasado factura al PSOE favoreciendo en unos casos la abstención de muchos de sus seguidores y en otros el trasvase de votos a IU, que ha rentabilizado su desempeño como una oposición de izquierdas seria y consecuente.
El hecho además de que haya sido el PSOE de José Antonio Griñán el que ha salido de las urnas menos escaldado de lo que se preveía, no es algo baladí si tenemos en cuenta que esa agrupación nunca ha disfrutado del respaldo del aparato del partido instalado en Ferraz y que tantas complicidades tuvo en la pésima gestión económica e ideológica de la última administración socialista.
La izquierda ha sobrevivido con creces en Andalucía, con todo lo que ello implica para el Gobierno de un país de países que necesita como nunca voces sonoras y respondonas.

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