El PSOE y sus asignaturas pendientes

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) anda necesitado de oxígeno desde hace años. Lamentablemente, el resultado del 38 Congreso Federal, encaramando a la Secretaría General a Alfredo Pérez Rubalcaba, no despierta sensaciones entusiastas salvo en aquellos que garantizan con esta elección su cómoda permanencia junto al pesebre. Y no es que Carme Chacón generara una cascada de adhesiones; simplemente, ante la posibilidad de que Pérez Rubalcaba y su equipo siguieran manejando las riendas del partido después de haber sido responsables en grado sumo de la hecatombe electoral del 20 de noviembre de 2011 y, en grado menor, del giro a la derecha del último gobierno socialista, la alternativa de Chacón con sus aires renovadores se perfilaba como la menos gravosa. Sin embargo, el aparato se impuso en Sevilla. Por la mínima, pero triunfó. Mientras en otros partidos como el socialista francés surgen los tsunamis cada vez que sus proclamas se estrellan contra las urnas, en el PSOE se multiplican los paraguas cuando arrecia la tormenta y se maquilla sobre la marcha al mismo elenco de malos actores sin que nadie asuma los estragos del pasado. Otra vez los parches, otra vez el vacío.

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