Rusia: mafiosos contra ricachones

El fulminante derrumbe del sistema político en la antigua URSS, tan celebrado al otro lado del muro, empujó a varias de las repúblicas que integraban el bloque comunista a una carrera desenfrenada hacia el capitalismo más desmadrado, entre ellas Rusia, donde de la noche a la mañana se vino abajo la cobertura estatal que garantizaba sustento y calefacción a los más vulnerables. La ausencia de un proceso gradual que rescatara las libertades perdidas sin renunciar a las conquistas sociales, propició la irrupción en el escenario de políticos sin escrúpulos y emprendedores desaforados. El resultado: la caricaturización de la mayoría de las ex repúblicas soviéticas y el destierro de muchos descamisados. Las próximas elecciones presidenciales en Rusia nos ofrecen un buen ejemplo de las consecuencias de aquel parto tan drástico como prematuro que fue gestionado de manera negligente por Mijail Gorbachov, al que no se le ha pasado ninguna factura por el estropicio causado. Todo lo contrario. Y ahora asistimos en Moscú al hilarante combate entre Vladimir Putin, el gran cabecilla de la mafia política surgida de los rescoldos del comunismo y nuevamente redivivo, y el magnate Mikhail Prokhorov, que ha hecho su fortuna a expensas del desmantelamiento social y que ahora busca lucrar con la presidencia del país. Todo ello, con un descontento palpable en las calles como trasfondo.

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