La contaminación del deporte

El afamado jugador de baloncesto Pau Gasol, acaba de sentenciar que la NBA es cada vez más negocio y menos deporte. Estas palabras deberían llamar a la reflexión si no provinieran de alguien que se ha beneficiado muy millonariamente de ese sesgo mercantilista del que ahora se queja ante la prensa. ¿Hasta qué punto la responsabilidad por la degradación de algunos de los deportes más populares, como el fútbol y el baloncesto, recae sobre los jugadores que reclaman contratos estratosféricos por una actividad que debería ser razonablemente recompensada? Insatisfechos con el atracón, la mayoría participa además de la bacanal publicitaria embolsándose cifras prohibidas para el resto de los mortales. Yo creo que son culpables en primer grado por prestarse en cuerpo y alma al infame mercadeo que está llevando a algunos deportes a una situación límite, acabando además con el axioma de la competición amateur y entre iguales que inspiró las primeras gestas atléticas. Que el ala-pívot de los Lakers lamente que la NBA se ha convertido en un negocio, suena a sarcasmo.

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