Grecia, acertada

La decisión del primer ministro griego de convocar un referendo para que los ciudadanos de ese país se pronuncien sobre el nuevo paquete de ayuda de la Unión Europea (UE), ha escandalizado a buena parte del establishment continental que considera que la consulta popular puede enrarecer todavía más un ambiente que comienza a ser irrespirable. Sin embargo, creo que es acertado el envite de Yorgos Papandreu que no persigue otra cosa que la complicidad de los griegos para embarcarse en una aventura que mantendrá bajo mínimos, en constante tiritona, a un país acuciado por la falta de liquidez y las terapias de choque que se han sucedido desde que saltó la alarma del impago. Falla el sistema y de nada valdrán los paños calientes, en este caso quemantes, si no se abordan a fondo los mil pendientes que se han ido acumulando en el transcurso de una carrera desenfrenada hacia el magnífico bienestar de unos cuantos, mientras tres cuartas partes del planeta siguen sumidas en la miseria. Lo único que se le puede reprochar a Papandreu es que, para salvar a su debilitado gobierno, proponga un suicidio colectivo.

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