¿Por qué no te callas?

El rey Juan Carlos ha reconocido que los sacrificios en España serán muchos como consecuencia de la grave crisis económica que golpea a este país de países. Un enunciado poco novedoso, si tenemos en cuenta que no hay un solo pronóstico que sugiera lo contrario, al menos a medio plazo. Sin embargo, llama la atención que el comentario sobre los días aciagos por venir, provengan del jefe de una casa real que mantendrá intactos sus jugosos presupuestos en 2012, mientras el Gobierno central y los autónomos dan tijeretazos a diestra y siniestra en busca de formatos raquíticos, con el consiguiente perjuicio para las partidas sanitarias y educativas, sobre todo. Así las cosas, y con cientos de miles de familias en serios aprietos, se echan en falta gestos solidarios, radicales, por parte de una monarquía que alardea de sensibilidades y modernidades varias, opulenta, privilegiada en extremo y cuya inclusión en el organigrama del Estado es un contrasentido, por más que se empeñen algunos en demostrar lo contrario. Los casos de Grecia, Portugal e Italia, que en parecida tesitura supieron reaccionar a tiempo, son ilustrativos.

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