La desvergüenza de los ricachones

¿Es que no tiene límites la avidez (humana)? ¡Protestan los italianos agraciados por un 3 por ciento de gravamen sobre rentas que superan los 500 mil euros anuales brutos! Una bicoca vaya. Y un atraco a mano armada estatal, lógicamente. Por cierto, en Italia al menos protestan, se revuelven. Aquí, los potentados del futbol y de otras varias actividades lucrativas, ni se inmutan. Permanecen agazapados en sus trincheras a la espera de que amaine, después de que el temporal haya soplado en las calles barriendo toda la hojarasca, como tantas veces ha sucedido en la historia de este país de países. Claro, que tampoco el Gobierno socialista ha amagado con pellizcar sus inmensos patrimonios, lo que sugiere un complejo de Estado, una debilidad política que mucho me temo sea congénita a la luz de lo vivido en los últimos siglos.
El impuesto “solidario” no procede, porque está muy cerca de la caridad. Lo que se impone es el impuesto obligatorio, sin excusas. Ante la falta de ética o de vergüenza cívica, decretazo, alevoso. En todos lados.

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