González dixit

El ex Presidente Felipe González, uno de los grandes prestidigitadores de la política española, acaba de pedir a la Unión Europea (UE) que cometa lo que un buen amigo mío definió acertadamente como un acto de sincericidio. González advierte que la UE debe admitir que está al borde del precipicio, por lo que recomienda a los líderes europeos que asuman el grado de alarma y emergencia que la situación exige y expliquen honradamente los problemas. Llama la atención que un político tan camaleónico como él, que hizo y deshizo a su antojo a lo largo de sus mandatos, escondiendo la mayor cuando era menester, echando mano de su innegable carisma para cautivar a cuanto auditorio se le pusiera enfrente, lance ahora una sentida consigna a favor de la coherencia y la honestidad. González forma parte del comité de sabios europeo al que nadie hace caso y, quizás, palanqueado por ese destierro marfileño,  propone ahora a los demás la catarsis a la que él debió someterse en su día. El problema señor González no reside ni en la honradez ni en la sinceridad de los dirigentes europeos. El problema se llama sistema, con todos sus mecanos. La UE es un gigante con cataratas y los pies de barro. Y ninguno de sus gobernantes, incluido usted, se afanó en reforzar en su momento los pilares sociales de Europa, ni batalló a fondo contra una unión cada vez más mercantilista, competitiva y neoconservadora, como tampoco nadie se empeñó en promover realmente las respectivas pérdidas de soberanía económica y política en aras de la solidez de la nave europea, buscando sobre todo la cohesión y la solidaridad, dentro y fuera del continente. La actualidad no se explica sin los ayeres de los que usted forma parte, para bien y para mal. Ahora, señor González, es demasiado tarde para los arrebatos.

Comentarios