El desalmado que habló

No es un caso único, ni mucho menos, el del broker Alessio Rastani que ha declarado a la BBC, sin el menor prurito, que la crisis económica es una magnífica oportunidad de hacer mucho dinero, que él ha soñado durante los últimos tres años con la llegada de la recesión. Y que anhela la siguiente. Tampoco aporta nada esencialmente escandaloso cuando enfatiza el poderío planetario de la banca inversora Goldman Sachs. Se trata de una obviedad. El testimonio de Rastani, que ha causado una conmoción incomprensible a la luz del escenario en el que nos movemos, lo comparten muchos de los actores que participan en ese festín que se realiza a diario entre bambalinas, a expensas de los más desfavorecidos, porque en el sistema capitalista sigue habiendo explotadores y explotados, tragones de oficio y famélicos forzados, aunque algunos califiquen de obsoletos tales binomios y se empeñen en dibujar estampas más amables. Al menos, a Rastani hay que concederle el mérito de decir en voz alta, sin disfraces, lo que muchos otros desalmados sólo piensan.

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