La visión de los vencidos, trabada

El Valle de los Caídos es una verdadera afrenta para millones de ciudadanos de este país de países y no se entiende de ningún modo la tibieza del Gobierno socialista a la hora de diseñar su futuro, después de haber mantenido una actitud más que timorata durante años mientras en el inefable monumento se homenajeaba al dictador Francisco Franco y a sus seguidores. Ahora, en un nuevo gesto incomprensible, pide ayuda al Vaticano para democratizar el adefesio que se alza en la sierra de Madrid y que es regentado por monjes benedictinos que sintonizan con las doctrinas más rancias de la iglesia. Resulta inconcebible al día de hoy que protagonistas que se opusieron al levantamiento fascista contra un gobierno legítimo, junto a los familiares de las víctimas republicanas, se vean obligados a mantener posturas defensivas y a justificar continuamente sus demandas ante el prepotente acoso de los que se empeñan en igualar éticamente a represaliados y verdugos en aras de una reconciliación imposible hasta que no se ventile a fondo y realmente lo sucedido y se honre, con el debido y pleno respaldo parlamentario, a los que fueron humillados y/o excluidos durante decenios. Sin matices de ningún tipo, sin excusas falaces. Que la visión de los vencidos se tenga que abrir paso a codazos 70 años después de la contienda, es la muestra más palpable de que el franquismo, en estado puro o travestido, nunca se fue de estos lares.

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