El can indignado...

En Atenas la indignación está más que generalizada como muestra la foto que adjunto. No es de extrañar que hasta los perros manifiesten su descontento. Entre tanta precariedad como la que están padeciendo los griegos, chantajeados por las instituciones europeas para que adelgacen todavía más un Estado con síntomas preocupantes de anorexia, los responsables de la debacle continúan gozando de patente de corso. Y hablo sobre todo de los agentes invisibles: banqueros, financieros, ingenieros de bolsas varias y empresarios de hierro que, con la complicidad de muchos políticos, contribuyeron con su voracidad y falta de escrúpulos a que el país helénico y otros tantos del entorno se encuentren literalmente en un profundo trance social, mientras las tres cuartas partes del planeta continúan a la deriva.


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