La corrupción en Lorca de la que nadie habla

En Lorca apesta a corrupción en forma de ladrillo y generalizada. Pero nadie habla de ello. No hay un solo culpable de tanto desaguisado. Si esto ocurre con un terremoto de 5. 1 grados (moderado) en la escala de Richter, en la que 10 equivale a colapso total, es que falla lo sustancial. El crecimiento urbanístico desaforado de las últimas décadas y la codicia de muchos contructores que especularon con el ladrillo han pasado factura en Lorca, en los asentamientos más precarios, como corresponde en este sistema perfectamente discriminador. Pero tampoco nadie hablará de ello. Los periodistas, a lo suyo. Y los políticos, también, mientras la impunidad señorea.

Agencias.-

Los equipos de ingenieros y arquitectos llevan desde esta mañana trabajando en la inspección de las viviendas de Lorca para determinar quiénes pueden regresar a ellas tras el terremoto. Se ha podido analizar el 40% de la localidad -562 edificios- y el balance es desolador. Sólo del 44% de las viviendas analizadas son aptas para vivir. A ellas podrán regresar sus propietarios. Sin embargo, en el 56% restante no se podrá vivir ahora mismo, aunque hay dos tipos de casos: el 17% es por daños estructurales graves y riesgo de derrumbe y el otros 38% por daños importantes y sus inquilinos pueden entrar sólo para recoger objetos personales imprescindibles.

Estos porcentajes, facilitados en rueda de prensa por el consejero de Obras Públicas de Murcia, José Ballesta, se traducen en miles de personas sin hogar para esta noche, que algunos calculan en 15.000. En todo caso, ha especificado que no todos los edificios con riesgo de desplome serán derribados.
Según se analizan los edificios se colocan marcas con pintura: verde, amarillo y negro o rojo. El verde señala que la casa se puede reocupar sin peligro. El amarillo permite a los dueños de la vivienda entrar para coger cosas imprescindibles, pero impide quedarse, ya que se deben realizar reformas importantes o ser derribado. Por último, el negro (o rojo en algunos casos) impide el acceso siquiera a las inmediaciones del inmueble ante el riesgo de derrumbamiento inminente.
A estas horas, la gran preocupación de las autoridades es acomodar a los miles de vecinos sin hogar. Quienes han tenido recursos y posibilidades se han marchado, pero la mayoría espera para poder entrar en sus viviendas, ya que salieron con lo puesto. Hay cinco campamentos con 3.500 plazas y se podrían habilitar otras 1.500 para acoger a los damnificados, especialmente, ciudadanos de origen inmigrante.

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