La ultraderecha que no cesa, esta vez en Finlandia

A río revuelto, ganancia de ultraderechistas. La lógica electoral determina que cuanto mayores son los síntomas del deterioro social, más crecen los ánimos revanchistas de los ciudadanos y sus impulsos de criminalizar al otro, mientras se instala gradualmente el autismo en el país. El rebrote xenófobo procura un blindaje extra contra influjos externos que, en este caso, no guardan relación directa con el fenómeno migratorio y sí con el entorno geopolítico. Los finlandeses que han respaldado en las urnas a una auténtica extrema derecha consideran, entre otras motivaciones autárquicas, que su país no debe sufragar a vecinos de la eurozona poco serios y despilfarradores (Grecia, Irlanda y Portugal) que tuvieron que ser rescatados por su crítica situación financiera. Con este gesto atávico, se obvian demasiados meandros y no menos información sobre un estropicio para el que todavía no existen culpables de carne y hueso a pesar de la responsabilidad mayúscula del sector bancario y financiero en el desaguisado europeo. Pero la realidad nos demuestra una y otra vez que de nada valen los buenos argumentarios cuando el pueblo considera que peligra su supervivencia, aunque sea un ápice. Debidamente maleado por los predicadores de turno y mejor aderezado con los ingredientes que desde la época romana se vienen utilizando cada vez con mayor refinamiento para embobar al auditorio, habrá una porción significativa del electorado que vote a favor del verdadero disparate.


EFE.-
El partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses (Perussuomalaiset) ha protagonizado una espectacular subida en las elecciones parlamentarias en Finlandia. Durante buena parte del recuento de votos estuvieron por delante de los tres grandes partidos finlandeses, aunque al final, con el 100% de los votos escrutados, se han colocado como tercera fuerza política del país.

La ultraderecha ha vivido el mayor avance de un partido político en la historia de Finlandia. El partido conservador Kokoomus del ministro de Economía, Jyrki Katainen, ha sido finalmente el vencedor por un estrecho margen, por delante de los socialdemócratas. Han logrado el 20,4 %  de los votos y 44 de los 200 escaños del Eduskunta (Parlamento finlandés), dos más que el Partido Socialdemócrata, que recibió el 19,1 % de los sufragios y 42 diputados.Gracias a esta victoria, Katainen se convertirá casi con seguridad en el primer líder conservador que accede a la Jefatura del Gobierno finlandés desde 1987 y en el segundo primer ministro más joven de la historia del país nórdico.


Pero la formación ultraderechista ha sido la gran protagonista de la jornada. Con el 19,1 % de los votos, ha logrado 39 diputados, ocho veces más que en las elecciones de 2007. Es el mayor avance de un partido político en la historia de Finlandia.

Dirigida por el eurodiputado populista Timo Soini, su presencia complicará las negociaciones para la formación del próximo Gobierno y tendrá repercusiones en toda la Unión Europea, ya que el partido se opone frontalmente a contribuir a nuevos rescates financieros.

Soini aseguró durante la campaña que no formaría parte de una coalición que dé luz verde al rescate de Portugal, un país que, en su opinión, no ha sabido gestionar sus cuentas públicas, y afirmó que España e Italia pueden ser los siguientes en pedir ayuda a Bruselas. Por primera vez desde la entrada de Finlandia en la Unión Europea (UE) en 1995, las políticas comunitarias centraron una campaña electoral y serán también un asunto clave en las negociaciones para la formación del próximo Gobierno, que por tradición dirige el partido más votado.El Gobierno saliente concedió más de 1.500 millones de euros en préstamos para contribuir al rescate financiero de Islandia, Grecia e Irlanda, a pesar del rechazo de buena parte de los partidos de la oposición.

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