Clamar en el desierto

Pocas veces un europarlamentario ha hablado tan claro en la sede de Bruselas. Se trata de Daniel Cohn Bendit, un histórico continental, ahora con los verdes, al que la retórica no le sienta bien. La Unión Europea, lamentablemente, se asemeja cada vez más a un enorme elefante blanco. Y su parlamento es la expresión máxima de la inoperatividad que se ha instalado entre tanto cerrojo echado. Ni siquiera esa cámara legislativa que carece de otras facultades ejecutivas, grazna como es debido cuando la ocasión lo amerita. Prefiere guardar silencio, cómplice, en sintonía con los partidos que la integran, incluso cuando una crisis como la que nos (des) ocupa tiene culpables tan obvios, tan localizables, con nombres y apellidos. Cohn Bendit ha sido la excepción. Y de ahí este minúsculo homenaje. El vídeo en el que clama, aunque sea en el desierto europarlamentario, no tiene desperdicio.

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