Desmemoria histórica

Ante las resistencias locales, me parece muy seductora la posibilidad de que la justicia argentina pueda impulsar la investigación de los crímenes del franquismo, al igual que la justicia española contribuyó en su día al esclarecimiento de lo que sucedió en aquellas tierras durante otra oprobiosa dictadura militar. Las trabas judiciales en España están obligando a las familias de las víctimas a recurrir a los juzgados internacionales para devolver la dignidad a los que fueron demonizados, represaliados y mandados al olvido de sopetón. Y en esta loable iniciativa participa como letrado Carlos Slepoy, un fenomenal abogado argentino radicado desde hace años en España, y que ha participado en numerosas causas reivindicadoras del principio de justicia universal, que entiende que hay crímenes que no prescriben, como los de lesa humanidad. Baltasar Garzón no es juez de mi devoción, aunque reconozco en él ciertos méritos. Y, desde luego, lo que clama al cielo es que el primer procesado en España por los crímenes del franquismo sea precisamente el hombre que intentó investigarlos y cuya fatalidad está muy relacionada con la impunidad que se instaló en este país, de memoria muy flaca, mediante una ley de amnistía preconstitucional que debió ser abolida hace años para solaz de muchos. No se trata a estas alturas de emprender una caza de brujas. Pero sí de poner a cada quién en el sitial que le corresponde. Y para ello este país debe mirarse de frente y sin retoques en el espejo, algo que ha rehuido desde que se proclamó en estos lares una transición democrática que treinta años después se está mostrando mucho menos ejemplar de lo que se suponía. Ciertamente, las complicidades han sido muchas, comenzando por el empeño de los dos partidos mayoritarios en encubrir los abusos dictatoriales, por defecto o por exceso. Ojalá haya llegado el tiempo de las definiciones. Y si a esta ilustración  contribuyen las querellas que se presentarán ante la justicia argentina por crímenes que la justicia española se resiste a destripar, bienvenidas sean todas ellas.

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