Sobre la muy criminalizada Cuba

Nunca me he distinguido por ahorrarle críticas al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero evidentemente, en materia de política exterior, es infinitamente mejor que los cavernarios del PP que sólo entienden de políticas de garrote y que, a veces, muy pocas veces, les puede la zanahoria, dependiendo de quién padezca los psicodramas que se inventan. Lo que dice el canciller Moratinos es de una sensatez supina, que sólo los talibanes de la derecha, que son legión, pueden objetar. La cubana es una revolución desnaturalizada de antemano, desde sus inicios, por mor de un bloqueo brutal practicado por la primera potencia del mundo con una arrogancia más que censurable. Y a partir de ahí hay que leer entre líneas, muy entre líneas, casi siempre a favor de Cuba, del vulnerable, aunque cometa errores garrafales, que los comete; lo que no procede en ningún caso es lanzar proclamas maniqueas a cada rato, descalificadoras, destructivas, que sólo hablan de la anorexia neuronal del que las emite. ¿Alguien de verdad cree que Cuba será un mejor país en todos los sentidos cuando sobrevenga la bendita democracia formal, urnas incluidas? Yo lo dudo, mucho, a tenor del promedio de prosperidad que existe en un continente que sigue a pies juntillas las reglas del juego del sistema. Y es esta duda sobre el futuro de la isla la que me lleva siempre al comedimiento, a la reflexión. Y a veces, al pataleo. Con esta derecha que tenemos, tan reaccionaria, tan clasista, tan mercantilista, es fácil sucumbir a la tentación de relativizar los deslices del PSOE. Aunque su política hacia América Latina y salvo el último resbalón con respecto a la demonizada Venezuela (con el portavoz Alonso privilegiando el auto improvisado, mal redactado y endeble de un juez que responde al perfil ramplón de la judicatura de nuestro país), es mucho más plausible que criticable.



El Gobierno español ha rechazado la petición del Partido Popular de variar su política con Cuba y con Venezuela. Hoy por hoy, el Ejecutivo no piensa variar un ápice su decisión de dialogar con Cuba y con el resto de América Latina, Venezuela incluida.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se ha mostrado tajante al respecto en Bakú, donde se encuentra en el marco de una gira por el Cáucaso Sur en la que representará a la jefa de la diplomacia europea, Catherine Asthon, como presidencia de turno de la UE.

Moratinos ha afirmado que España debe "intensificar" su política de diálogo con la isla a pesar de la muerte la semana pasada del disidente Orlando Zapata. "La política del anterior Gobierno (el de Aznar) con Cuba no había funcionado. ¿Significa que nosotros cambiemos de política?", se ha preguntado el ministro de Asuntos Exteriores durante la segunda prensa del día, esta vez en Azerbaiyán.

"No, significa que tenemos que intensificar nuestro compromiso para que los objetivos de la política española de acompañar los procesos de reforma que se están viviendo en Cuba den resultado en materia de Derechos Humanos y permitan la liberación de los presos políticos", ha explicado.

El ministro definió como "muy clara" la política de España hacia América Latina y el Caribe desde que el Gobierno socialista "asumió su responsabilidad de poder" hace seis años: "Tener el mejor nivel de relaciones posible con todos los países, con todos significa con todos, Venezuela y Cuba incluidos".

Según el ministro, se trata de "tener la capacidad de mejorar e impulsar lo que es una política de respeto de los Derechos Humanos y de institucionalidad democrática".

Como prueba de que esa política funciona, el titular de Exteriores señaló que "muchos de esos presos que antes estaban en las cárceles ahora se encuentran libres en España". Por ello, el "mecanismo" de España hacia Cuba es, y ha de seguir siendo, el siguiente: "diálogo y la manera constructiva de avanzar con resultados".

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