Pregunto, pues...

¿Para quién hablamos realmente, a qué público nos dirigimos? Probablemente éste es el texto más breve que he facturado en mi vida. Pero me parece más que procedente cuando pienso en Venezuela, en Afganistán, en Irak, en Irán y en otros tantos sitios lejanos donde hay legiones de ciudadanos que administran su vida en clave cotidiana, toma y daca, daca y toma, saltándose todos los códigos del maravilloso y nunca bien ponderado pensamiento occidental. ¿Los tenemos en cuenta alguna vez? ¿Nos ponemos en su piel cuando la escasez aprieta? ¿Escuchamos realmente sus reclamos? Creo que no, que nos empecinamos en el análisis (sesudo, a veces). Que no la enmendamos, que perseveramos en función de nuestra idiosincrasia. Y así nos va. Vaya planeta… vaya especie…

Comentarios

y qué más da... ha dicho que…
Texto breve, golpe profundo, sabia reflexión...
Como especie, tenemos la visión del anfibio de terrario, del molusco de vivero. De tanto mirarnos el ombligo lucimos una columna vertebral con curva de sumisión centrípeta. De seguir así terminaremos por meter la cabeza en nuestro propio culo, con perdón.
Nada cabe esperar, qué triste... ¿no?