Intercambio epistolar sobre el independentismo catalán

He intercambiado recientemente con un buen amigo de Cataluña unos cuantos pareceres sobre el proceso independentista que se vive en esa región.

Adjunto en primer lugar sus reflexiones, que comparto casi en su totalidad porque me parecen interesantes, esclarecedoras y más que pertinentes, y más abajo mi breve respuesta epistolar sobre un proceso, el independentista, que toca muchas esencias. No sólo en Cataluña.

Amigo Luis,

El proceso independentista en Cataluña está dejando al descubierto todas las carencias democráticas del Gobierno Español y lo que es más grave, de las principales estructuras del Estado, léase estamento judicial, Interior, Policía, Educación y un largo y tenebroso etcétera.

Vivimos en un País con una democracia secuestrada y fuertemente intoxicada por los efluvios de un franquismo y una dictadura no superados, dignos de tiempos obsoletos, y lo peor de todo, sancionados y ratificados por una ciudadanía ciega situada en el reino de la estupidez permanente.

Hecho muy en falta la fuerza del pueblo para reconstruir el País y ubicar de manera correcta nuestro lamentable pasado, incluidos la mayoría de políticos, jueces... así como una penosa transición que ahora nos muestra su verdadero rostro.

¿Porque nos queremos marcharnos los catalanes?

Porque no detectamos ni un ápice de futuro prometedor, ni a largo ni a corto plazo.

Porque los partidos mayoritarios PP y PSOE no están por la labor de arreglar nada.

Porque ni el resto de la izquierda, ni la ciudadanía de España se moviliza, ni se movilizará nunca, para exigir de una vez por todas el restablecimiento de la democracia perdida de forma violenta durante la República, el saneamiento de les estructuras de poder y la desaparición de una corrupción orgullosa a cara descubierta. Ni siquiera esta dispuesta a exigir con contundencia responsabilidades a los principales actores de este enorme despropósito en el que nos vemos envueltos día tras día.

Solo los catalanes damos la cara, pero amigo, como se trata de un proceso secesionista el resto se abstienen no sea que se rompa España (¿?).

¿Y qué?, me pregunto, mientras sea la opción mayoritaria y deseada por la mayoría de los catalanes. Islandia, Chequia o Letonia lo han logrado pacíficamente y que yo sepa no se ha descompuesto el mundo.

Un proceso secesionista en la forma pero no en el fondo puesto que muchos hemos llegado a la conclusión de que es el único camino posible para vivir en un país con las mínimas garantías democráticas. La única oportunidad de tener ilusión en nuestro futuro y en el de las próximas generaciones.

Sin embargo seguimos esperando... una reacción que nunca llegará, un referéndum hoy por hoy utópico y una solidaridad totalmente inexistente del resto de España.

Por todo ello, ante la injusticia continuada, el inmovilismo generalizado y la apatía e indiferencia generalizadas creo que esta totalmente justificado oponerle el derecho a ser feliz, y sobretodo, la ilusión de recuperar la libertad perdida por los únicos medios, muy difíciles, que hoy por hoy tenemos a nuestro alcance. La constitución de una nueva República Catalana para dinamitar este Estado intolerante, antidemocrático y decadente.

Me dirás que esta maniobra no garantiza el éxito futuro, que los políticos catalanes dejan mucho que desear... Estoy de acuerdo pero seguro que como mínimo nos libraremos de ese tufo franquista y reaccionario que a mí ya me asfixia.

Un abrazo.



Amigo Xavi, aunque tarde respondo a tus reflexiones desde el noreste de este país de países.

Totalmente de acuerdo con lo que planteas; plenamente identificado en el fondo de la cuestión: transición inmodélica y democracia insuficiente. A todas luces.

Apenas un matiz con respecto a esta frase:

Solo los catalanes damos la cara, pero amigo, como se trata de un proceso secesionista el resto se abstienen no sea que se rompa España (¿?).

Al igual que sucede con la condición de mujer en lo que respecta al feminismo, la condición de catalán no es garantía de nada, como bien sabes. Ojalá compañero la mayoría de los catalanes que celebran la diada lo hicieran tras metabolizar esa línea argumental, esas oportunas reflexiones que desgranas en tu escrito. Ojalá; pero no lo creo.

Ciertamente, este pequeño apunte no invalida ninguno de tus alegatos. Que no sólo son válidos, sino muy legítimos. Sabes que desde la meseta comparto tu indignación. Y el cabreo. Nunca me he sentido español del todo, quizás porque nunca me enseñaron como serlo sin traicionar mis principios. Éticos e ideológicos.

Lástima que estemos rodeados, como bien dices, de una estupidez permanente. O de un profundo sentimiento reaccionario, que viene a ser lo mismo.

Siempre he preferido la terapia de grupo. Pero queda claro que a este país de países le incomoda el diván. Y en esa tesitura, cualquier salida se anticipa dramática.

No pinta bien esto que nos traemos entre manos.

Un abrazo desde el sur.



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