Libertad para los titiriteros ¡Ya!

Hay una España cañí, vetusta, beata y profundamente reaccionaria que sigue torpedeando cualquier iniciativa que contribuya al progreso real del colectivo en su conjunto.
Es la misma derecha de siempre, clasista, autoritaria, chulesca, que ahora celebra el encarcelamiento en Madrid de dos titiriteros por un delito de apología de terrorismo que figura en el código penal español y que ha sido muy cuestionado por expertos en la materia que lo consideran incompatible con la libertad de expresión.
El gran crimen de los dos titiriteros consistió en exhibir en una obra satírica un pequeño cartel con el lema Gora ETA (Viva ETA) que utilizaron con un propósito esperpéntico y en una galaxia sin ataduras, en la que mandaba la ficción.
Ciertamente, el área de cultura del ayuntamiento de Madrid cometió un error garrafal al permitir que una obra para adultos fuera exhibida ante un público infantil. Y deberá rendir cuentas por ello. Pero es un cantar muy distinto al del aprisionamiento de los titiriteros por enaltecer el terrorismo, un delito que como precisan algunos juristas sólo se puede castigar cuando existe un dolo reduplicado o, lo que es lo mismo, intencionalidad manifiesta y reiterada. Yo en lo personal soy partidario de la abolición de esta figura penal hecha para atemorizar a la ciudadanía, fabricada con un afán represivo.
Son muchas las voces solidarias que han calificado de disparate la decisión judicial de encarcelar a los cómicos con la excusa de que podrían repetir el agravio o darse a la fuga, lo que pone en evidencia la arbitrariedad que se gastan el ministerio público y no pocos magistrados a la hora de las recomendaciones y las sentencias.
El linchamiento de los titiriteros llama doblemente la atención en un país en el que decenas de personajes implicados en tramas de corrupción circulan libremente, con los bolsillos repletos, sin mayores cargas que las de responder ante los tribunales en plazos más que dilatados y expuestos en muchos casos a condenas irrisorias.
"A este paso llevaremos a Otelo a los juzgados por violencia de género", asegura con sarcasmo el dramaturgo Albert Boadella en referencia al encarcelamiento de los titiriteros en un país cada día más deshilachado.

* Última hora: los titiriteros fueron puestos en libertad, pero con medidas cautelares más que oprobiosas.

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