México y sus comparaciones superfluas

Siempre ha existido una tendencia en México, sobre todo entre las clases gobernantes, a establecer comparativos con otros países para relativizar los estropicios propios y eludir responsabilidades.
Este recurso se ha utilizado con harta frecuencia para paliar muchos de los males que afectan al país latinoamericano, entre ellos la corrupción.
El ardid siempre es el mismo: en otros lares se cuecen peores habas que en México.
Ahora es la economía mexicana la que está siendo embalsamada por las altas instancias de ese país mediante cotejos que se muestran igual de improcedentes.
"A otras economías les ha ido peor", advierte el presidente Enrique Peña Nieto para evitar, una vez más, asumir la labranza de su gobierno hasta las últimas consecuencias.
Además, el símil viene teñido de la demagogia que caracteriza históricamente el verbo de la mayoría de los gobernantes mexicanos con independencia del partido del que provengan.
Para constatarlo, basta con destapar una de las últimas intervenciones de Peña Nieto sobre la deriva económica de su país.
“A otras economías del mundo les ha ido peor, han enfrentado escenarios todavía más adversos. México, sin embargo, mantiene su ruta de crecimiento, mantiene las medidas y asume decisiones con responsabilidad para cuidar las variables macroeconómicas, esas que le dan fortaleza a nuestra economía y nos permiten seguir creciendo y tener desarrollo en todo el país. Y algo muy importante: proyectar confianza hacia el mundo entero”, sentenció el presidente mexicano desde su torre de marfil.

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