El regreso de la patria
Regresa el concepto `patria´ a estos lares; pero lo hace
travestido. Han sido Podemos y su líder Pablo Iglesias los encargados de
revitalizar una patria que ahora se presenta más transversal, callejera, menos
gloriosa que la que se invocaba en las grandes gestas imperiales. Poco se
parece la patria a la que aludió Iglesias en repetidas ocasiones durante su
mitin del pasado sábado en la abarrotada Puerta del Sol, a esa patria
camorrista ensalzada por el franquismo.
A mí en lo personal no me gustan las patrias; prefiero como
el poeta no tenerlas, quizás porque nunca pierden su condición excluyente por
más que se enmascaren de matronas. En cualquier caso adjunto este artículo de
Enric Juliana sobre el tema, tan ilustrador como siempre.
La Vanguardia (01.02.2015)
Enric Juliana
Hace muchos años que la palabra patria no se repetía tanto
en un gran acto político en la capital de España. Ante la multitud congregada
en la Puerta del Sol de Madrid y calles aledañas, el partisano Pablo Iglesias
habló ayer de la patria seis o siete veces. Patria es la gente. Patria es el
bienestar de la gente. Patria es el pueblo. Patria es el coraje popular el 2 de
Mayo de 1808, mientras los poderosos huían o pactaban con el invasor. Patria es
la gente en la Puerta del Sol el 14 de Abril de 1931. (En este punto, Iglesias
evitó, cuidadosamente, mencionar la palabra república). Patria es el Quijote
soñador, que nunca debiera convertirse en señuelo comercial, puesto que España
es una patria y no una marca. Patria iba diciendo Iglesias y la gente le
aplaudía con entusiasmo. Ayer en el centro de Madrid tuvo lugar un bautizo.
Ha nacido, con rabia y energía, una nueva corriente política
en España. No es un suflé. No es un ingenioso artificio de las redes sociales.
No es un simple juguete de la televisión privada, que intentará destruir a la
criatura cuando acabe de constatar que se le escapa de las manos. No es un espejismo
de las encuestas. No se deshinchará en cuatro días. No es probable que gane las
próximas elecciones generales, pero su ascenso puede trastocar el futuro
Parlamento español y otras muchas más cosas, entre ellas, la Generalitat
Valenciana, la Comunidad de Madrid, el Principado de Asturias, el gobierno
balear, la Navarra foral y el Parlament de Catalunya, entre mayo y septiembre.
El fenómeno Podemos va en serio y ayer quedó perfectamente demostrado.
Patria. El Partido Socialista Obrero Español nunca lo había
enfocado exactamente así. El Partido Comunista de España, tampoco. (Algunas
pinceladas de Santiago Carrillo en 1977). Izquierda Unida, tampoco. Incluso el
Partido Popular habla poco de patria. Gran promotor de la ‘marca España’, el PP
prefiere reivindicar la “gran nación española”. Cuarenta años después de la
muerte del general Franco, un grupo de jóvenes contestatarios, provenientes en
su mayoría de la escuela marxista, utiliza la palabra patria para convocar la
formación de un nuevo bloque político-electoral opuesto a la línea que gestiona
la crisis. No les da vergüenza. Ya no les da vergüenza. Patria es uno de los
lemas de la nueva izquierda. Esa es la novedad de ayer en Madrid. Y no es
menor.
No es una novedad intrascendente, dada la capacidad que está
demostrando Podemos para moldear el lenguaje político. Han implantado la casta
en el habla coloquial y capilar. Han obligado al Partido Socialista a convocar
“asambleas abiertas” en mangas de camisa, y han llevado al Partido Popular a
bautizar como “plazas” los espacios de debate de su última convención. Se
aceptan apuestas para ver cuanto tardan todos los demás en incorporar la patria
en sus discursos distintivos. El joven Albert Rivera, apolíneo y ascendente en
los sondeos, seguramente será el primero. Y en Catalunya, donde se habla sin
descanso de la nación, podría darse un regreso semántico a la patria, Jordi
Pujol apelaba al patriotismo. La pàtria dels catalans fue el inmejorable
título de un conjunto de ensayos publicado en el 2009 por el historiador Josep
M. Fradera, gran profesional. “Un esfuerzo para entender el país. La patria en
el sentido más literal. El lugar donde han vivido abuelos y padres, las
generaciones pasadas. El lugar donde hemos aprendido que el ámbito doméstico
forma parte de una sociedad particular, forjada por la historia”, escribía
Fradera.
Podemos también habla de patria porque pretende ser un
partido distinto a los demás. La única organización política que hoy puede
congregar a cerca de doscientas mil personas en Madrid sin apoyo institucional.
El público. Gente de todas las edades, con preponderancia de
personal maduro. Trabajadores y empleados. Estudiantes y jubilados. Parados y
sindicalistas. Gentes que algún día votaron al PSOE e IU. Banderas de todas las
autonomías. Las enseñas de Catalunya y Euskadi, también. Y un buen número de
banderas republicanas. Iglesias y los demás oradores evitaron toda referencia a
la jefatura del Estado. Podemos no pide república, pero el morado es su color
distintivo.
Izquierda Unida va a ser triturada –la organización de
Madrid de IU está a punto de estallar– y tiene todos los números para
convertirse en el KKE hispánico (KKE, el fosilizado Partido Comunista griego).
El joven Alberto Garzón llega tarde. Y el PSOE tiene ante sí un grave problema.
Mientras el pueblo de izquierda vibra con Podemos, el veterano sanedrín
socialista ha tomado la increíble decisión de impugnar al secretario general
Pedro Sánchez en pleno ciclo electoral. Quieren recomenzar desde Sevilla. Van a
llegar a las municipales de mayo con un líder al que se le está poniendo triste
la mirada. El Partido Socialista, que muchas veces se ha contemplado a sí mismo
como una patria, corre el serio riesgo de quedar atrapado por esta última
maniobra y devenir el partido regional del sur de España.
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