Freedom Catalonia
El derecho a la autodeterminación del pueblo catalán, me
parece desde hace tiempo inobjetable.
Otro asunto es la apuesta arrolladora, inequívoca, por el
independentismo. Mucho más cuando ésta se produce en un escenario tan
contaminado como el Camp Nou.
Nos guste o no, este es un tema que tiene que ser tramitado
a cámara lenta, muy lenta, habida cuenta de los muchos años de convivencia.
Bienhabida o malhabida, tanto monta a la hora de plantear un divorcio que
implica necesariamente el recuento, sosegado, de los siglos compartidos.
Tengo amigos catalanes, buenos amigos, con posiciones
varias. Y a todos ellos los comprendo.
España es un concepto difícil de digerir. Y entiendo a los
catalanes que quieran desentenderse de un pasado en común más penoso que beneficiario.
Yo mismo, sin ser catalán, tengo la tentación de la fuga.
Pero España no limita sólo con la rancia Castilla.
Galicia es un mundo, y Asturias otro, por no hablar de la
Navarra que se empeña en serlo, o de la Andalucía multicultural o de la Extremadura
tantas veces relegada o...
Desde hace muchos años me puede la idea confederal a la hora
de situar en el mapa político a los pueblos de la península ibérica. Es un proyecto abarcable
o, al menos, me gustaría que lo fuera.
Sin embargo, cuando visualizo a todos los que están detrás
del proyecto independentista catalán, me cuesta encontrarme en esa multitud.
Demasiado heterogénea y despolitizada. Cada vez más obvia, cada vez más
evidente.
Goytisolo dijo hace tiempo que este es un país de nuevos
ricos, nuevos demócratas y nuevos europeos. Algo que comparto totalmente.
Quizás le faltó añadir el componente de los
independentistas-alternativos, jóvenes en su mayoría, desconsiderados con el
pasado que les es ingrato y que son también legión en ciertas latitudes del
noreste ibérico.
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